martes, 4 de octubre de 2011

Moussa

A Lourdes Goy Vendrell, por su ayuda con este escrito
Moussa, es un senegalés oriundo de Kolda de aproximadamente treinta y pocos años, que huyó vía Atlántico en un cayuco rumbo a España, buscando el porvenir fácil del que tanto había oído hablar, si uno se metía a trabajar en la construcción. Algunas mañanas con otras colegas, frecuento una cafetería de la calle de Alcalá semiesquina a Goya, donde lo vemos sentado en el suelo, cruzado de piernas y tocando el djembé con el que expresa lo jodido de la vida y su impotencia instalada en el lado oscuro de la miseria. Hoy, como decía, es una de esas mañanas…

Apenas tomamos asiento, cuando un grupo masivo de peregrinos hicieron su aparición, clonados con idéntico atuendo: “camiseta, eslogan, mochila, abanico y sombrero”, irrumpiendo en el mesón con malos modales y exigiendo la inmediatez de unos desayunos, canjeables por los bonos que la organización del evento les habían facilitado. Moussa, a quien últimamente no le iban bien las cosas, entra enfadado, dolido y abriéndose paso educadamente, llama la atención del camarero que al otro lado del mostrador, presencia, gélido, cómo este parado de larga duración, enseña su credencial con el que reclama también para sí, otro desayuno. Se armó la gorda…

De pronto, apareció el gerente del local con varios requetés, lo tomaron por los hombros y zarandeándolo lo sacaron a empujones hasta la calle, propinándole un puntapié que lo tambaleó a la vez que gritaban: “negro de mierda vuelve a tu puto país, hostia”. Los blanco de mierda que quedamos dentro no reaccionamos ni sacamos la cara por quien en días de lluvia y llanto, supo regalarnos sonrisas de marfil y abrazos de ébano en tantan. Mientras sucedían los hechos, los mastuerzos uniformados que predican su caridad cristiana, asistieron imperturbables, a la gravedad de dicho atentado, tal y como acabo de contar, hacia un ser humano.

Al resto, nos queda un peso desagradable de culpabilidad sobre la espalda y la opción de no volver nunca más a ese lugar siniestro. Dos noches después, supimos que encontraron a Moussa muerto, desnudo y con signos de violencia en todo el cuerpo. Entre las piernas partidas y con cortes de arma blanca, dicen que hallaron además, un djembé roto y manchado de sangre.

3 respuestas a Moussa

  1. Miguel Ángel Lozano Martínez dijo:
    Así están las cosas…
    Un abrazo
  2. Maite sevilla dijo:
    Mayte, qué brutal la cruda realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario