La
solidaridad del desahuciado. Publicado el 24 de enero de 2015.
El pasado noviembre Carmen Martínez, de 84
años, vecina de la calle Sierra de Palomeras, en Vallecas, fue desahuciada del
piso con el que avaló la deuda contraída por su único hijo. La noticia movilizó
al Rayo Vallecano, que se comprometió a pagarle
un alquiler hasta por el resto de sus días. Sin
embargo, al hacerse pública esta muestra de
solidaridad por parte del entrenador, el cuerpo técnico y los propios
jugadores, sensibilizados con la situación de la mujer, las redes sociales
pusieron en marcha su poder de convocatoria para ayudarla, junto con el club, a través de la fila cero, recaudando 21.000 euros en total. Este viernes pasado,
Raúl Martínez Presa, presidente del equipo, le hizo entrega de dicha cantidad para
que pueda continuar viviendo en su casa. Como muestra de agradecimiento, y
puesto que con la mitad del dinero conseguido salda la cuenta del prestamista,
la anciana reparte el resto con el exportero, de origen nigeriano, Wilfred
Agbonavbare, para que sus hijos puedan viajar a España y acompañar a su padre,
ingresado en el Hospital de Alcalá de Henares, aquejado de cáncer.
La
tragedia de quienes se ven obligados por la fuerza a abandonar sus hogares ocupa espacios muy cortos en los informativos.
Imágenes de dolor, que intentan pasar
desapercibidas a la hora de la cena, muestran una realidad en la que cualquiera
de nosotros podemos caer, bien por una mala gestión, bien por la picaresca de quien engaña. Todos tenemos derecho a una
vivienda digna, eso queda bastante claro. A la escolarización, a un puesto de
trabajo, a la sanidad, a una muerte sin sufrimiento, a ser discretamente
felices…
Hacer un alto en la
prisa, rascando la conciencia y reflexionar,
observando los reportajes gráficos de los niños que, destetados de la inocencia
por pelotas, se cobijan bajo las duras faldas de la calle, seguramente nos
daría una perspectiva mucho más amplia de lo olvidados que están, de un tiempo
a esta parte, los más vulnerables. La crisis ha golpeado de lleno a ancianos, desempleados,
infancia… A todos, en mayor o menor medida. Sin embargo, la solidaridad del
desahuciado, representada ésta vez en la figura
de Carmen Martínez, y el respaldo unánime que obtuvo de personas anónimas y
públicas, viene a demostrar que no somos una sociedad tan insensibilizada como
parecemos.
Dicho lo cual, y
teniendo en cuenta que el caso de la anciana es uno entre muchos, creo que es
justo contar que Wilson Ruilova y Cecilia Paredes, junto a sus tres hijos
varones de 16, 7 y un bebé de apenas mes y medio, cuyos ingresos únicos son un
subsidio al mes de 341 euros, han sido despojados de su hogar, una vivienda
pública que no se negaban a pagar, sino que, acorde con sus posibilidades,
pedían un alquiler ajustado. Pero ni la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca, ni Stop desahucios, han podido impedir
que finalmente los sacaran del domicilio y tuvieran que dormir en un albergue.
Yo no sé si para paliar la infamia de muchas de las cosas que están ocurriendo podría abrirse también una fila cero. Me parece que no.
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