domingo, 11 de julio de 2021

No puedo respirar

 24.
 
Aprender a vivir con un solo pulmón es como andar a la pata coja calculando la distancia del siguiente salto para no perder el equilibrio y caer de bruces’. Dice Georgia tras reincorporarse al trabajo. La verdad es que estos últimos meses The Climate Reality Proyect no ha sido lo mismo sin ella, y más ahora que estamos bajo mínimos con Glenn y Steven en tierras brasileñas. ‘Ayuda a William, está convirtiendo los archivos pdf que mandan los chicos al formato estándar de la base de datos para que todos en la organización accedan a ello fácilmente –digo–. Ha estado haciéndolo Jeff pero su cambio de trabajo es inminente, a pesar de que no dejará Reality Drop, le necesitamos al frente de esa aplicación. No obstante, si te cansas, paras’. ‘¡Ay, Markel! Eres más agotador que mi oncóloga y ya es decir. Afloja un poco y disfrutemos del momento’. La verdad es que luce un aspecto muy saludable, supongo que tiene mucho que ver su fuerza de voluntad ya que aún en las peores circunstancias su mensaje es apaciguador. ‘¿Cómo va lo de la niña?’. ‘Según la abogada no me tengo que impacientar ni agobiar puesto que son procesos lentos y muy ajustados al protocolo que siguen’. ‘Pero ella habrá tenido algún encuentro con la otra parte, ¿no?’. ‘Claro. Y parece ser, por lo que le ha trasladado su colega, que mi exmarido estaría dispuesto a negociar la custodia compartida con determinados matices y eso yo no lo quiero. Además, ahora cuento con la ayuda de mi madre, se queda aquí, no quiere regresar a Winona. Ignoro los motivos’. ‘Seguro que todo se arreglará. Ya lo verás’. Aunque asiente, deja entrever un visillo de tristeza tras el que intenta ocultarse. ‘Sé que la vida está brindándome otra oportunidad –suelta, sacando una infusión de la máquina– y tonta sería de no aprovecharla y compartirla con los míos. Fíjate, me siento optimista a pesar de los múltiples huecos que deja el cáncer, con las venas abrasadas por la quimioterapia, el apetito desaparecido porque todo huele y sabe a fármaco y las débiles expectativas de un pronóstico favorable. Markel, existir es el más hermoso de los desafíos, un telar que hay que tejer día a día’. ‘Anda, vamos a trabajar que al final nos despiden a los dos –digo con un aguacero en los ojos y giro con brusquedad el diálogo para no ponernos sensibles–. Las baterías de las cámaras ya no cargan bien, ¿verdad?’. ‘Apenas duran’. ‘Encarga unas nuevas y envía la factura al departamento correspondiente’.
          ¿Cómo están las cosas allí? –pregunto a mis compañeros cuya imagen en la pantalla del portátil va y viene–. ¿Os queda mucho?’. ‘Tío, esto es alucinante –dice Steven emocionado–, nunca imaginé que la vida podría ser plena y a la vez sencilla’. ‘¿Están cumpliendo con los compromisos de preservación de los ecosistemas?’. ‘–contesta Glenn–. Son muy respetuosos con el medio ambiente. Nos movemos en lanchas que no contaminan, de modo que los ríos son los vasos comunicantes entre aldeas’. ‘Imagino que navegando asistiréis a puestas de sol maravillosas’. ‘No te haces idea –sueltan a la vez–, son de infarto’. ‘En vuestro último informe hablabais de los comentarios de los lugareños contando que hay especies de animales desaparecidas, así como lluvias crecidas y abundantes’. ‘Ya lo sabes, es una de las lacras del cambio climático que llega a cada rincón del planeta, pero te diré que –prosigue nuestro científico–, de los muchos lugares que conozco éste es uno de los menos perjudicados, quizá porque los de aquí tienen muy claro que lo mejor es cuidar el bosque en lugar de convertirlo en leña’. ‘¿Os queda mucho?’. ‘Queremos visitar el municipio de Tefé y puede que alguna aldea más. No sabría decirte: entre dos y cuatro semanas. Estamos en la Reserva de Desarrollo Sostenible Mamiraurá, en el corazón de la Amazonía brasileña y hay mucho por ver. Hemos recogido algunas muestras que pueden sernos de utilidad si sacamos adelante la conferencia mundial sobre bioeconomía y las consecuencias del cambio climático que afectan directamente a los fenómenos atmosféricos’. ‘Ejemplo de radiante actualidad la ola de calor que ahora sufre el noroeste de Estados Unidos y el oeste de Canadá. Bueno, disfrutad entonces todo cuánto podáis, pero no lo alarguéis más de lo necesario. Además, querréis volver ya’. ‘Jefe –dice Steven, empeñado en llamarme así–, ¿sabes la gran lección que me llevo de aquí?’. ‘A ver, dispara’. ‘Pues que se pueden explotar los recursos naturales sin destruir el entorno’. ‘Los habitantes, en su mayoría, son caboclos –salta Glenn–, y residen en casas flotantes’. ‘Sí, son mestizos, mezcla de blancos e indígenas’. ‘Fíjate, esta gente sigue usando la selva basándose en los conocimientos tradicionales –continua el científico– con el fin de no alterar su propio funcionamiento’. ‘Son un pueblo preocupado por los impactos devastadores que en menos de una década afectarán a todos los seres vivos y a la Tierra’.
          Jeff Blocker ha conseguido que le nombren coordinador del área digital de las ONG climáticas del país en donde va a utilizar el software del que tan orgulloso está. Así que, nuestro hombre en las redes, sin abandonar el compromiso adquirido con The Climate Reality Proyect de ocuparse de la página web, ha dado el salto a un despacho en el downtown de Minneapolis con vistas al Mississippi, que él mismo ha decorado con bastante austeridad. En la pared de la izquierda hay un mapa de Islandia en el que se ve cómo estaban los glaciares hace millones de años y otro en relieve solapando al primero donde queda de manifiesto el estado en el que se encuentran ahora, con la lengua y el embudo deformados. Enfrente, debajo de la ventana de una sola hoja, una repisa pintada de verde sostiene adornos que reconozco ya que son objetos que nosotros le íbamos trayendo de los viajes. El resto del mobiliario lo componen la sencilla mesa con montañas de papeles y un par de sillas de mimbre adornadas con cojines redondos en estampado de flores para que las visitas se sientan confortables. Uno de sus cometidos será elaborar informes apoyados siempre en el criterio de la ciencia para que los gobiernos adapten sus políticas y hagan frente a los problemas emergentes derivados del cambio climático. Hay datos suficientes para estar tremendamente alarmados por la pérdida de biodiversidad, por el aumento de incendios, por la sequía provocada a veces por los excesos de riego, por las mordidas que a lo largo de los años hemos hecho a bosques y costas restándoles terreno para el disfrute de la actividad humana. Dichos fenómenos impulsaran migraciones hacia otros puntos del planeta donde la vida sea más saludable. ‘Me alegro mucho de que por fin estés donde tú querías, te lo mereces’. ‘Gracias, Markel –dice, mientras coge de la nevera portátil una Coca-Cola ofreciéndome otra–, lo importante es que desde aquí puedo impulsar muchas de las cosas que se nos quedaron en la cuneta por falta de medios y de apoyos. Hay tanto por hacer’. ‘¿Ahora en qué estás?’. ‘¿Sabías que un porcentaje elevado de muertes súbitas ocurren de noche por el aumento incontrolado de temperaturas?’. ‘No’. ‘¿Y que el Ártico se calienta más rápido que otras regiones?’. ‘Tampoco’. ‘Eso conlleva la desaparición –su discurso empieza a cobrar emoción– de algunos pueblos de la zona’. ‘Coño, ni idea’. ‘Pues bien, trabajo en un proyecto innovador porque todo no está perdido. Si conseguimos resetear nuestros comportamientos individuales y colectivos, de empresa y de gobierno, de instituciones y de comunidades, en la ansiada segunda mitad del siglo XXI podremos aspirar a detener el caos. ¿En las escuelas, cuando nos invitan a dar charlas, el mensaje que comunicamos no es la necesidad de cambiar los hábitos de consumo?’. ‘Por supuesto. Al final –intento sonar convincente–, es cuestión de pedagogía’. ‘En lo que concierne al ciudadano, sí. Pero las administraciones gubernamentales deben poner al alcance de todos, las herramientas para hacerlo. –Busca una carpeta apilada en el suelo con otras tantas y me la da–. Mira, estas notas, recortes de prensa, estadísticas y entrevistas que he recopilado poco a poco, conforman un magnífico manual de instrucciones de lo que no tendríamos que haber hecho. Sin embargo, analizando las piezas una a una, minuciosamente, hay datos esperanzadores’. ‘Las nuevas generaciones están más concienciadas –reconozco que estoy rodeado de gente mucho más inteligente que yo– y es ahí donde hay que ahondar’. ‘Nature Geosciencie ha publicado las conclusiones a las que han llegado científicos de las universidades de Oxford y Washington respecto a lo que pasará si el lago Palcacocha, en Perú, sufre inundaciones catastróficas por el deshielo’. ‘¿El qué?’. ‘Pues que a su paso barrerá la ciudad de Huaraz’. ‘Es evidente que los gases de efecto invernadero lo aceleran todo’. ‘Por eso es muy importante fortalecer las alianzas mundiales. Juntos, podremos, Y, ahora, dime qué tal en Rochester’. Seguimos la conversación distendida mientras comemos unos deliciosos sándwich Elvis, con mucha mantequilla de cacahuete, plátano y beicon fundido, regado con café americano y pedido todo por internet.
          Papá me ha citado en el bar cutre de carretera al que va algunas tardes a acodarse en la barra de los solitarios, como él la denomina. Da pequeños sorbos a la botella de soda que sostiene con la mano. ‘¡Qué cabritos! –exclama malhumorado enseñándome la portada de un periódico local–. Han hecho pintadas en el busto de George Floyd, en Brooklyn’. ‘Sí, la supremacía blanca, que no ceja en su despropósito homófobo y racista. Verás, me alegra mucho que nos veamos, pero estoy muy cansado, ha sido un día agotador y me muero por una ducha caliente y estirarme en la cama. Así que ve al grano y dime lo que quieres’. ‘¿Has hablado con tu madre?’. ‘Sí, y te digo igual que a ella: no pienso meterme en vuestras cosas. Arreglaos como podáis, os quiero a los dos y no voy a posicionarme’. ‘Jamás te pondría en tal compromiso. Te he citado porque me he enterado de que estáis reclutando a jubilados para el activismo medioambiental, y quiero que cuentes conmigo, hijo. Necesito sentirme útil y que estés orgulloso de mí’. ‘Siempre lo estoy, “aita”. Y no sabes la alegría que me das, todas las manos son pocas y cada ofrecimiento es bienvenido. Además, eres la memoria viva de nuestra aldea de Herboso y tu experiencia en el campo es valiosísima, peleando con el ganado y careciendo de determinadas comodidades que ahora loamos. Así que, como uno de los objetivos marcados es desprendernos de la abundante superficialidad y recuperar antiguas costumbres. Hagamos una cosa: mañana por la tarde pásate por casa y te doy unos folletos para que te familiarices con los temas’. Se le ilumina la cara de felicidad, baja despacio del taburete, centra su sombrero de cowboy y, dándome una palmadita en la espalda, se despide: ‘Que descanses, chavalito’. Papá es uno de esos tipos callados que parece llevar escrito en la frente la palabra migrante. Lejos queda la pasión con la que saltó el charco embrujado por la melena rubia de su esposa y atrás casi toda la gramática en euskera por falta de práctica. A veces me pregunto qué echa de menos mirando fijamente al horizonte, adónde le llevan los recuerdos cuando las tardes de domingo pasea cerca del río Zumbro, ese hombre callado, de piel morena y ya muy envejecido.
          A partir de ahora no sé qué será de cada uno de nosotros. Es posible que Georgia recupere la custodia de su niña tal y como la tenía antes de enfermar, que Glenn Clemmons encuentre la paz que tanto anhela en esos espacios abiertos de su isla de Baffil, puede que en breve William rehaga su vida sentimental con la camarera que tanto le gusta del LTS Brewing Company, una de las mejores cervecerías que tenemos en Rochester. Quién sabe si Jeff Blocker será, en un futuro no lejano, el próximo delegado especial para el Medio Ambiente, o que Steven entre a formar parte del comité de expertos que asesora directamente a la ONU. En cuanto a mí, no sabría qué decir… Es probable que para la tan nombrada fecha 2050 la mayoría ya no estemos aquí. Sin embargo, quedará nuestro legado, el esfuerzo de las batallas libradas en pro de la naturaleza, de la Tierra, de los mares, de los nativos, de mujeres y de hombres que dieron su vida defendiendo esta causa. Quiero ser positivo en detalles menudos porque podemos frenar la cultura de un solo uso, el ahorro de las energías que van a escasear, simplificar lo cotidiano, realizar compras de proximidad, recuperar tradiciones antiguas de cultivo y de crianza, mejorar las infraestructuras preparándolas para soportar huracanes, precipitaciones adversas y conseguir expandir territorios limpios de aire y de contaminación. Ha caído la noche, en el vecindario reina un silencio sepulcral, sopla el viento contra las ramas de los árboles que a su vez golpean contra los tejados. El llanto de un bebé, a lo lejos, rompe la monotonía de los silbidos en la oscuridad. Es 4th of july, el presidente Biden, en su discurso a la Nación, ha asegurado que nuestro país está a punto de declarar su independencia al virus mortal que está asolando a los habitantes del planeta. Apago la tele, conecto Radio Minneapolis, retransmiten el sermón del reverendo de la iglesia baptista Greater Friendship Missionary, al sur de la ciudad. Al finalizar se escucha el eco de la plegaria que los asistentes repiten a la salida: I can't breath, aleluya. I can't breath, justicia para mi hermano. I can't breath, la vida de los negros importa.  I can't breath

domingo, 4 de julio de 2021

No puedo respirar

23.
¿Te coloco la almohada?’. ‘Estoy bien, mamá –contesta resignada–. Anda, ve a descansar un rato, tengo que tratar con Markel asuntos de trabajo’. ‘Ni hablar, que acabas de subir de la UCI, como quien dice’. ‘No se preocupe, yo me ocupo. Váyase tranquila y duerma un poco’. La mujer, nada  convencida, al final accede, pero antes de irse, con la emoción en los ojos humedecidos y poniendo mucho énfasis en la esperanzadora curación de su hija, cuenta que el equipo de cirujanos que han realizado la neumonectomía están muy satisfechos del resultado. ‘Pronto estarás en casa, cariño. El postoperatorio está yendo de maravilla’. La besa en la frente, gira sobre los talones, coge de las asas el bolso donde debe lleva de todo y, cabizbaja, arrastrando los pies cruza por delante de mí apretándome el hombro. Mayo Clinic dispone de un equipo médico altamente cualificado y dotado de la mejor tecnología de última generación, capaz de dar cobertura a cada patología. La habitación, situada por encima de la planta veinte cuenta con todas las comodidades para que la estancia del paciente sea lo más confortable posible. ‘¿Crees que aguantaré con un solo pulmón?’. ‘Seguro’. ‘Tendré limitaciones y eso me acobarda’. ‘Al principio te costará más hacer determinadas cosas. No obstante, la ciencia avanza y los tratamientos son cada vez más personalizados y por consiguiente muy efectivos. Así que, en ese sentido, no tengas miedo y tampoco prisa, deja que el tiempo marque el ritmo. Hazme caso por una vez en la vida’. ‘Lo intentaré –ríe, aunque enseguida se pone seria y algo sofocada–. Abre el armario y saca mi bolso, por favor’. ‘No me líes que te conozco’. ‘Es importante’. ‘Pesada –transijo refunfuñando mientras me da un sobre–. ¿Es para archivar?’. ‘No, lee’. ‘¿Qué significa esto, Georgia?’. ‘Llega hasta el párrafo final, te lo ruego’. Así lo hago, levantando la vista del papel en cada línea, adivinando lo que vendrá a continuación, apenas dando crédito a las amargas palabras que habrán sido escritas desde la incertidumbre. ‘¿Seguro que quieres seguir adelante y firmar el documento? Tienes todo mi apoyo, lo sabes de sobra, pero piénsalo bien’. ‘Ya lo hice. Llévaselo a la abogada, he sido yo quien ha querido que lo redactase. No estoy tirando la toalla, pero ahora mismo, siendo realistas, no puedo cuidar casi de mí menos aún de la niña. Sin embargo, necesito que su padre no ponga pegas y acceda a posponer el juicio hasta que físicamente recupere las fuerzas para luchar por mi pequeña’. ‘Lo comprendo’. ‘La cuestión es sí, a posteriori, mi hija entenderá por qué lo hago y no que tiré por la vía fácil desentendiéndome de ella’. ‘No lo creo’. ‘¿Irás pues?’. Cuenta con ello, en cuanto vuelva tu madre parto para Minneapolis’. Tres golpes de nudillo en la puerta interrumpen la conversación. ‘¿Molestamos?’. Asoman las cabezas de Jeff y William. ‘No, adelante, chicos. Me alegro de veros’. ‘Estás radiante, querida –dice uno–. ¿Seguro que has pasado por quirófano?’. ‘Espectacular –añade el otro– y rejuvenecida’. ‘Cabronazos, que estoy llena de tubos y cables’.
          La marcha de Glenn a Canadá es inminente. Se nota porque lleva días apenas sin salir de la oficina trabajando a destajo y delegando proyectos que sabemos son iniciativa suya. Ahí le encuentro cuando regreso de cumplir la promesa hecha a Georgia. ‘¿Cómo lo llevas?’. ‘Mal –responde–, todavía tengo pendiente algún informe de Chiribiquete, pero antes de mañana estará terminado’. ‘¿Saben los jefes que te marchas?’. ‘En realidad no tengo por qué dar explicaciones ya que lo mío son colaboraciones puntuales. En cualquier caso esto no es un adiós, pero sí, lo haré, la educación por encima de todo. ¿Qué tal en el hospital?’. ‘Bien, ya sabes que Georgia es una tía muy fuerte’. ‘Quiero ir antes de irme’. ‘Se alegrará de verte’. ‘¿Podrías pasar luego por mi casa?’. ‘Claro’. Transcurre la tarde así: él sumergido en la interpretación de estadísticas que para mí son sólo algoritmos incomprensibles, y yo sacando información de los elefantes errantes que han recorrido varias millas de la provincia de Yunnan, en China, a consecuencia de la reducción de su hábitat natural puesto que los cultivos de caucho o palma han aumentado menguando terreno a los bosques húmedos donde se refugian. Expertos en el comportamiento de estos animales cuando peregrinan en manada, dicen que aumenta el conflicto con los humanos, siendo los agricultores los principales damnificados ya que para alimentarse devora sus cosechas, aparte del peligro que conlleva arrollar y matar a personas. ‘Me voy. ¿A las 8:00 p. m. te parece bien?’. ‘Ahí estaré’. ‘Contesta tú, he de recoger unas cosas antes de que cierren la tienda’. ‘Rochester, Minnesota, The Climate Reality Proyect, le atiende Markel Atxaga, ¿en qué puedo ayudarle?’. ‘¿Dónde demonios os metéis. Llevo horas llamando y no cogéis el teléfono’. ‘Pues no sabría decirle –los nervios me delatan–, aquí siempre hay uno de nosotros’. ‘Qué mal mientes muchacho –afirma mi superior–. De todos modos por e-mail os envío una propuesta. Mañana espero contestación’. No supe qué decir, salvo descargar el archivo adjunto del correo recibido…
          Perdona el desorden –dice Glenn retirando bolsas para que me siente–. He comprado regalos a la familia y no sé cómo llevarlos’. ‘¿Cuándo partes?’. ‘En una semana, más o menos. Todavía no tengo confirmado el vuelo. Depende, ya veremos’. ‘A lo mejor me voy antes que tú’. ‘A dónde?’. ‘Han llamado los de arriba y quieren que vayamos a Brasil’. ‘¿A qué?’. ‘Porque los lugareños de la aldea de Punã, a orillas del río Amazonas, están en pie de guerra porque el açai’. ‘¿La baya energética que contiene antioxidantes y crece en lo alto de las palmeras?’. ‘Exacto. Por lo visto, al principio era un alimento que recogían a diario para consumirlo en el momento, pero con la llegada de la electricidad y los electrodomésticos de conservación se ha convertido en un negocio que intenta adaptarse a las normas de producción con el objetivo de conseguir el sello de denominación de origen en la fabricación de la fariña y con el fin de evitar a los intermediarios se han aliado con la Fundação Amazônia Sustentável’. ‘Conozco bien la FAS, son muy rigurosos y responsables’. ‘Precisamente por eso lo han hecho, para gestionar ellos mismo la venta directa, una manera también de darle a los jóvenes un modo de vida sostenible que evite su éxodo a la ciudad y puedan construir sobre la base del presente un futuro en la tierra de sus antepasados’. ‘Interesante. ¿Y nosotros que pintamos ahí?’. ‘Según nuestra central en Washington velar de que todos cumplan su compromiso. Había pensado recomendar a Steven, pero todavía está tierno para desenvolverse solo, así que, iré’. ‘Markel, con Georgia convaleciente y esto manga por hombro, no me parece buena idea, mejor me ocupo yo’. ‘Amigo, tú tienes otros planes en perspectiva’. ‘Que puedo posponer perfectamente. No se hable más, ahora mismo cambio maletas por mochila’. ‘Agradezco muchísimo este detalle tan generoso hacia mí’. ‘Anda, déjate de mariconadas y tracemos un plan’.
          Tras salir del funeral de la mujer de William noto a Jeff pensativo, pero no digo nada hasta regresar a la oficina. ‘¿Ocurre algo, compañero?’. ‘¿Por qué?’. ‘Pareces ausente’. ‘Qué va, nostálgico, más bien’. ‘Suéltalo’. ‘¿Has escuchado el término “Ecocidio”?’. ‘No’. ‘Es un daño grave a la naturaleza y la destrucción de los ecosistemas. Hay un grupo de expertos que tratan de que la Corte Penal Internacional lo incorpore como delito contra la humanidad’. ‘A ver, ponme en antecedentes’. ‘Hay un montón de atentados que quedan impunes, unos por falta de pruebas y otros por falta de ganas. Por ejemplo: Métodos de pesca como el arrastre de profundidad al dragar el fondo de los océanos, la producción descontrolada de aceite de palma y madera como principal causa de la deforestación de la selva, los tintes y demás productos utilizados en el sector textil que acaban en las aguas residuales, el uso de “agente naranja”, aquel potente herbicida que acabó con la vida de miles de personas en la Guerra de Vietnam. Como ves, la lista podría ser larguísima’. ‘Si no leo mal entre líneas la conclusión que saco a través de tus palabras es que quieres desplazarte hasta La Haya y presenciarlo, ¿me equivoco?’. ‘Desde luego, pero soy consciente de la situación mundial y de momento cuanto menos circulemos, mejor’. ‘¿Entonces?’. ‘En este tipo de cosas hay siempre un trabajo de refuerzo que lo apuntala por detrás. Es decir: propuestas llegadas de distintas ONG. Imagínate que nosotros en Chiribiquete hubiésemos descubierto algo invasivo en aquel maravilloso tejido silvestre y que tras realizar diversas comprobaciones el resultado sería preocupante a corto, medio y largo plazo. Pues bien, si contactásemos con los integrantes de la sociedad civil que han promovido el término “ecocidio” y les informásemos del hallazgo se incluiría como otro ataque medioambiental’. ‘¿Adónde quieres llegar, Jeff?’. ‘Me gustaría que nuestra organización me apoyase para aportar a este proyecto un software que he desarrollado en mis ratos libres, apto para recoger estas informaciones con plantillas muy sencillas para estadísticas y maquetas en 3D donde se ve el deterioro sufrido en el planeta. Por supuesto cedo todos los derechos de patente’. ‘Tío, me dejas con la boca abierta. ¿Recuerdas a Margot Garland, de Washington?’. ‘Claro, puso todos los medios a nuestro alcance para encontrar a Glenn’. ‘Está en el área de Políticas y creo que te puede ser muy útil. La voy a llamar’.
          Visiblemente afligida, en el porche de mi casa, lejos de la tenue luz que da la bombilla sobre el marco de la puerta y una terrible tristeza que hunde todavía más sus pupilas, encuentro a mamá esperándome con un vaso de té helado apoyada en la barandilla. Sostiene uno de esos pañuelos de encaje con el que tanto le gusta secarse las lágrimas, movimiento que coordina a la perfección con los suspiros. ‘Tu padre no aguanta más a mi lado –se suena la nariz con un ruido estruendoso–. Me ha pedido el divorcio ¡Será canalla!’. ‘Ni caso, eso es un calentón. Ya verás que en cuanto se le pase volveréis a estar juntos’. ‘¿Por qué no hablas con él y le dices que voy a cambiar. A ti siempre te hace mucho caso…’. No es la primera vez que atraviesan por una crisis similar. Desde el principio la relación entre ellos estuvo condenada al fracaso, ninguno se adaptó al entorno del otro debido quizá a que son dos seres libres, independientes y con muchísima personalidad. ‘Cuéntame lo que ha pasado’. ‘Pues que es un cabezota y no quiere hacerse un traje nuevo para la cena de gala del gobernador –pobre papá, no me extraña, yo tampoco iría–. Además, dice que esos eventos son una chorrada que nos hemos inventado los simples, ¿tú te crees?’. ‘Nada, una tontería. Deja que se vista con lo que le apetezca y si no le apetece pues que no vaya’. ‘¿Y que me deje en ridículo y esté en boca de todos por abandonada? De eso nada. Menudo gusto tiene combinando colores y tejidos’. ‘Exagerada’. Sigue hablando incansable, yendo detrás de mí, pero mi cabeza está ya en otro sitio. Derek Chauvin ha sido condenado a 22 años y medio de cárcel por la muerte de George Floyd. Peter Cahill, el magistrado que ha dictado sentencia lo hace en base al agravante de abuso de poder por parte del exagente. Así que, deseo que esto se convierta en un punto de inflexión y que el Congreso termine de debatir la ley de reforma policial y aprobarla de una vez. ‘Hijo, no me estás haciendo caso, eres igual que él’. ‘Perdona, mamá. ¿Decías?’. Tiempo después, ambas partes, me confirman su separación.
          Good Morning compañeros –irrumpo en la oficina–. ¿Qué hay de nuevo?’. ‘Ahí vamos –dice William–, pendientes de las últimas noticias del edificio que se ha derrumbado en Surfside’. ‘¿El de Miami?’, ‘’. ‘Por lo que sé –comenta–, estaba dañada la losa de hormigón de debajo de la plataforma de la piscina’. ‘Y también las columnas, las vigas y las paredes. Había grietas, desconchones… En fin’. ‘En 2018 –apunta Jeff– un informe de ingeniería recogía dichas deficiencias, sin embargo, no advertía de un peligro inminente’. ‘Steven, localiza a alguien de los nuestros en la Florida, a ver si podemos hacer hincapié en el hecho de que toda la costa está experimentando un aumento progresivo del nivel del mar y como consecuencia pudre los cimientos de las construcciones cercanas’. ‘Contactad con más ONG –dice el jefe a gritos desde su despacho– y poneos de acuerdo con ellos, tenemos que ir en una misma dirección’. Levanto la vista del ordenador y me enorgullece ver a mis compañeros remando juntos por la misma causa, dejando a un lado lo personal para priorizar lo común. ‘Hi. ¿Quién haya pedido la hamburguesa Lucy jugosa sin salsa worcestershire? –dice el repartidor que acaba de llegar–, es la que lleva una marca con boli en la caja’.