martes, 4 de octubre de 2011

Mariona y Estela

Hoy me he levantado en el cuerpo de una desconocida que tiene un marido musculoso y atento, que desayuna a base de té con leche y bollería industrial, que huele a Chanel número 5, que usa pijama de flores bastante hortera y duerme con su amante en Marbella una vez al mes, que deja generosas propinas en restaurantes de lujo, donde roba dispensadores de jabón en el baño, que tiene un conserje lleno de tics que la reverencia cuando sale a la calle y una oficina sin oficio a medias con papá, por encima de la planta veinte en Torre Picasso. Así empieza la flamante novela que por las esquinas de los ratos sueltos, me dicta Mariona Capdevila, famosa autora de cuentos infantiles que en la clandestinidad firmaba bajo el nombre de Margarita Risueño.

Refugiada en Moscú durante el franquismo, publicaba en España de la mano de Águeda Ruiz, editora y amiga, quien doce años después de la muerte del dictador, se ocupó de organizar y facilitar, el regreso anónimo de la literata a casa. Algunos años después, tropecé con Mariona en “Cuesta de Moyano”, un festivo a principios de primavera. Mi nombre es, Estela Domingo Sánchez y doy recitales de poesía, allá donde los corazones, estén dispuestos a peregrinar el verso.

Aquel 6 de mayo, a la altura de la caseta once, sobre una tabla auxiliar al stand, reposaba un ejemplar de Blas de Otero que ambas buscábamos. Tras realizar el librero alguna gestión infructuosa para conseguir otro tomo, Mariona cedió a mi favor poniendo una sola condición, compartirlo. No supe qué decir. Estaba en deuda con ella, sugerí, nada original por mi parte, cruzar hasta la cafetería del Hotel Nacional. Una cosa llevó a la otra, los poetas a la confesión, el sol a la noche, los minutos a las horas y media docena de cervezas con olivas, al orgullo de haber podido envejecer juntas. Segura de sí, narró con todo lujo de detalles, la historia que aquí transcribo tan solo a gruesas pinceladas, mezclando lo personal con la memoria histórica.

El 23 de agosto, con doce años e identidad falsa, abandona Barcelona como hija legítima de Natasha y Alexander, residentes rusos y amigos de su padre, quien alejándola de los bombardeos, se la confió. Fue acostumbrándose a todo menos al frío soviético, a la falta del Mediterráneo, de su familia, de la lengua catalana o de la coca de Sant Joan. Añoraba sobremesas de infarto cuando su madre temblaba de miedo mientras el marido proclamaba que pronto la izquierda gobernaría el país. A finales de 1938, recibió la triste noticia del asesinato de sus padres, a manos de reaccionarios nacionales. Se acostumbró a Rusia. Leyendo a los clásicos aprendió literatura con mayúsculas. Al tiempo que escribía cuentos infantiles en catalán y novelas profundas en ruso, colaboraba con pequeñas crónicas urbanas en un periódico local. Fue al cumplir los treinta cuando un grupo de cómicos apareció por Moscú. A través de ellos contactó con Águeda Ruiz, directora de una editorial de barrio en Mataró. Mariona se ocupó personalmente de hacerle llegar sus escritos, la editora valoró el talento de ésta y quedó absolutamente prendida a su estilo. Así nació Margarita Risueño.

Cada jueves impar y durante un cuarto de siglo hasta el día de su muerte, Estela Domingo Sánchez, se desplazó a casa de la Capdevila, donde leían cervezas y bebían poemas, como solían bromear. Ahora soy yo, su hija, quien habiendo tomado el testigo y narrado esta historia, visito a Mariona como lo hiciera anteriormente mi madre, con Blas de Otero bajo el brazo, aquellos textos de posguerra que aparte de hacerlas vibrar, tanto las unió, “quedando, además de ellas, la palabra” . Me enseñaron, desde luego muchas cosas pero, dos bastante hermosas, una, que la generosidad no tiene puertas y dos, que las malas experiencias con el tiempo y empeño, son biodegradables.
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2 respuestas a Mariona y Estela

  1. Esperanza dijo:
    Um.. promete esta historia.
    Está que intriga.
  2. Maite dijo:
    Siempre que leo algo tuyo, busco algo autobiográfico. No lo puedo remediar. Esta vez me llama la cuesta de Moyano.

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