domingo, 14 de marzo de 2021

No puedo respirar

14.

Una vez asimilado que el asalto al Capitolio no son imágenes espectaculares de algún rodaje propio de Hollywood, con miles de actores extras cuya caracterización y vestuario merecerían nominaciones a los Oscars, sino que la invasión, con el único propósito de tumbar los cimientos democráticos, sucede en realidad, lo primero que hago sin apartar los ojos de la televisión ni de la información constante que la agencia United Press International cuelga en su web, es contactar con la sede de nuestra ONG en Washington, pero las líneas están colapsadas y permanezco a la espera de establecer comunicación. Mientras, pruebo suerte con la oficina. ‘The Climate Reality Proyect, Rochester, Hello’. ‘Georgia, ¿qué haces ahí?’. ‘¿Recuerdas?, trabajo aquí,’. ‘Boba. ¿Estás bien?’. ‘Markel, deja de ejercer un paternalismo conmigo que no te pega ni yo soporto. Joder, la que han liado, ¿no?’. ‘Tremendo. Aún estoy en shock’. ‘Nosotros también’. ‘A ver cómo reaccionan desde la Casa Blanca’. ‘Sin comentarios…’. ‘Necesito un favor’. ‘Dime’. ‘En uno de los cajones de mi mesa hay una cartera de cuero muy desgastada, ábrela’. ‘Voy, aguarda un segundo. Ya la tengo. ¿Qué hago?’. ‘Busca la tarjeta de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez’. ‘¿Es quien impulso en 2019 un Green New Deal medioambiental?’. ‘Sí. Y también fue muy sonado el discurso feminista que dio en el Congreso a raíz de que un legislador republicano de Florida la increpara utilizando un lenguaje absolutamente machista’. ‘Me alegré mucho cuando ganó las primarias a la periodista Michelle Coruso-Cabrera’. ‘Yo también, es muy dinámica y forma un buen equipo junto a la refugiada somalí Illhan Omar, Rashida Tlaib de origen palestino y la afroamericana Ayanna Pressley representantes de los Estados de Minnesota, Michigan y Nueva York, respectivamente. Son el ala progresista del Partido Demócrata’. ‘Es cierto, William y yo asistimos a uno de sus mítines’. ‘Localízala, y di que llamas de mi parte. A ver qué cuenta. Quiero saber si habrá nuevas medidas para reducir con urgencia las emisiones de carbono. Ponte a ello, y dile a Jeff que dentro de tres o cuatro días estoy allí. ¡Ah!, y no perdáis la pista a Glenn porque el muy canalla es capaz de quedarse a vivir en Chiribiquete’. ‘Colega, no tienes límite’. ‘Te dejo, me entran muchos e-mails. Cuídate, y sal lo menos posible’. ‘Vuelve pronto, compañero. Oye, se pone Nelson’. ‘Ahora no puedo, lo siento. Volveré a llamar’.
          Entre los más de cuarenta correos con publicidad que han saltado de golpe presto especial atención a uno con remitente particular. “Estimado Mr. Atxaga. Me llamo Steven y nuestros padres son vecinos. Formo parte de esa generación que va a tomar el relevo en todas las cosas. Considero que soy un joven inquieto y preocupado por cuanto ocurre en el mundo: hambre, migraciones, desigualdad, maltrato, tráfico de humanos, enfermedades incurables, explotación infantil, xenofobia, violencia, racismo, discriminación de la mujer… y, también, problemas medioambientales. A punto de ingresar en la Universidad de Princeton para estudiar Físicas, algo que desde pequeño siempre quise hacer pese a que ahora ya no lo tengo tan claro, creo que mi sitio está en la lucha por el clima pues considero que es el eje de la vida en la Tierra. De alguna manera, la vocación de investigador que siento rugir en las tripas y el activismo que corre por mis venas son vasos comunicantes. Esa misma razón es la que me empuja a escribirle. Ojalá tuviera la oportunidad de exponer delante de usted algunas de las ideas y pensamientos que tengo respecto a la agricultura más responsable, reducir las sustancias contaminantes, desperdiciar menos alimentos, comercio justo, etcétera. En fin, como puede comprobar, estoy bastante preocupado. Muchas gracias. Cuídese. Saludos. S.”. Queda pendiente de contestar en otro momento. Ahora, toda la atención la acapara el presidente electo Joe Biden que, como hombre de Estado, curtido en las trincheras, se dirige a los estadounidenses y califica los hechos como un acto de sedición. Un WhatsApp de William parpadea en mi celular. Dice que los trámites de adopción en Ecuador no están siendo tan sencillos como les habían prometido y que les piden más dinero del acordado. Ofrezco mis ahorros pero asegura que ellos pueden hacer frente a los gastos. Sin embargo, lo que sí le preocupa bastante son las consecuencias emocionales que esto va a suponer para su esposa, delicada mentalmente…
          A unas 35 millas al norte de Nueva York, a orillas del río Hudson, se encuentra la planta nuclear Indian Point Energy Center, en Buchanan, villa del condado de Westchester. Y, aunque su licencia para operar estaba vigente hasta 2025, de acuerdo con las autoridades la empresa ha anunciado un lustro antes su pronta venta y posterior desmantelamiento. En el dossier que traigo preparado veo que la unidad 1 funcionó desde septiembre de 1962, hasta octubre de 1974, ya que el sistema de refrigeración de emergencia no pasó los controles óptimos de seguridad lo cual obligó a vaciar el combustible de la vasija. Según aminoro la velocidad y sigo la flecha de entrada observo que apenas hay media docena de coches estacionados. Un vigilante con sobrepeso, junto a su perro guardián, custodia en solitario todo el perímetro. ‘Hola. ¿Qué tal? Estoy citado con Mr. Owens’. ‘Un momento, he de comprobarlo –retrocede hasta la caseta y veo cómo descuelga un teléfono de modelo antiguo. Minutos después regresa con paso cansino y, apoyándose sobre el capó, dice–: cuando llegue al final de las columnas de árboles gire a la derecha, ahí verá la nave donde le esperan’. ‘Thanks’. ‘Bey’. Levanta la barrera y dejo atrás el reconfortante paisaje de montañas. De pelo canoso y rubio, rozando los setenta años, con perfil de cowboy, manos huesudas de dedos largos y una sonrisa permanente iluminando dos bonitos ojos azules, es el interlocutor que esquivará diplomáticamente mis embarazosas preguntas. ‘Encantado –inclinamos la cabeza a modo de saludo–. Soy Markel Atxaga, The Climate Reality Proyect, una asociación que aboga por la educación sobre el cambio climático’. ‘Sí, la persona que contactó conmigo me puso al corriente. ¿En qué puedo ayudarle?’. ‘Como supondrá nos preocupa todo lo relacionado con la salud pública y ecológica, por consiguiente, los procesos de desmantelamiento y cómo se lleven a cabo, también’. ‘Bueno, supondrá que eso ya no corre de nuestra cuenta sino de una empresa de Nueva Jersey especializada en hacer este tipo de cosas’. ‘¿Estaba usted aquí cuando cerraron la Unidad 2? –silencio–. ¿Conoce a alguien que haya sido testigo de ello? –silencio–. ¿Le consta que hace dos décadas se liberó a la atmósfera una pequeña cantidad de radioactividad porque se rompió la tubería de un generador de vapor? –silencio–. ¿Cree que de haber seguido funcionando cabía la posibilidad de que hubiera ocurrido un accidente nuclear similar al de Three Mile Island? Sabe positivamente a qué me refiero, los sistemas de refrigeración no funcionaron y, al calentarse, el combustible sólido se volvió líquido fundiendo el reactor y, en el peor de los casos, podría haber desencadenado una explosión parecida a Chernóbil –silencio–. ¿De verdad que no tiene nada qué decir?’. De suceder esto en el contexto de un juicio se oiría por respuesta: “me acojo a la Quinta Enmienda”. ‘No quiero problemas –rompió el mutismo–. En cuanto que los nuevos dueños se hagan cargo de la empresa cierro esta etapa y me retiro a mi rancho en Texas’. ‘No le estoy pidiendo que desclasifique información comprometida, pero dadas las circunstancias y habiendo saltado la noticia de la compra entienda la curiosidad. ¿Cuántos acres tiene esto?’. ‘240’. ‘Imagino que ya no quedan residuos tóxicos, ¿verdad?’. ‘No, jamás hubo –frunzo el ceño de incredulidad–. Acompáñeme –mira a uno y otro lado, voy detrás de él a cierta distancia hasta que hace un gesto para que no continúe. Entonces, entra al despacho y saca unos documentos en la mano–. Compruébelo usted mismo. Nosotros siempre hemos cumplido los protocolos marcados por Nuclear Regulatory Comission, ahí tiene la memoria de lo que se ha hecho y cómo’. Ni siquiera hojeé el contenido de la carpeta, la conversación había sido como jugar a beisbol sin guante: uno rehúye capturar la pelota y la esquiva.
          Hacer el camino de vuelta es memorizar en la retina lo que a primera vista pasó desapercibido. Akron, ubicada en el condado Summit, es una ciudad del estado de Ohio –conservador, religioso, hermético–. Con diversa arquitectura donde conviven sin estorbarse edificios elegantes con semáforos brillantes de chapa amarilla y casas individuales rodeadas de la naturaleza que se hacen hueco entre los postes del cableado eléctrico. A principios del siglo XX, atraídos fundamentalmente por su industria especializada en artículos de caucho, experimentó un notable aumento poblacional, debido a los numerosos emigrantes que vinieron buscando un futuro mejor desde cualquier punto del país e incluso de Europa. Impresionado por la torre del PNC Bank, no me aguanto las ganas de entrar al vestíbulo. Pero, debido a la emergencia sanitaria permanece cerrado al público. Jeff tenía razón recomendándome visitar la casa museo del Dr. Robert Smith, fundador de Alcohólicos Anónimos en 1935. Con absoluto esmero mantienen el mobiliario de las habitaciones tal y como lo dejaron, así como la pulcritud del tapizado de los sillones, la histórica mesa de la cocina donde se redactaron las bases de la asociación contra la adicción a la bebida. El cortinaje y cada adorno contienen la esencia de los difíciles momentos que se vivieron ahí. Es fácil cerrar los ojos y empatizar con el sufrimientos y también las alegrías de quienes consiguieron mantenerse sobrios. Antes de abandonar el territorio diviso a lo lejos el dirigible con el logo de Goodyear, la compañía multinacional de neumáticos que obtiene grandes ingresos a través de la Fórmula 1.
          ¿Por dónde andas, compañero?’. ‘Regreso a casa. ¿Y tú?’. ‘Voy a una reunión con ambientalistas muy preocupados por el futuro de los Parques Nacionales Naturales tras el relevo de Julia Miranda. Además, me han prometido que mañana visitaremos la serranía, no en su totalidad. Son 4,3 millones de hectáreas y algunas de ellas muy abruptas’. ‘Pero sí disfrutarás de los tepuyes decorados de selva y pinturas rupestres, imagino’. ‘Claro, es un paraje de valor incalculable, ten en cuenta que es la región con mayor biodiversidad del mundo. No obstante, y hasta donde sé, también sufre una deforestación irreversible’. ‘Dicen que la mayoría de los dibujos encontrados en las paredes rocosas son de Panthera onca’. ‘El felino más grande de América’. ‘Compruébalo y entérate si están aplicando algún tratamiento de conservación’. ‘Espero no toparme con uno de frente, pero lamentablemente es una especie en extinción. No te preocupes que así lo haré. De igual modo será interesante tomar nota de las claves que encierra el lugar respecto a los primeros pobladores del continente y ver cómo eran nuestros hermanos’. ‘Glenn, no corras riesgos físicos. He conocido a Oliver, el marido de Deanna, estuve con ellos. Viven en Harlem’. ‘¿Y qué tal?’. ‘Bueno, una experiencia diferente que todavía estoy asimilando’. ‘Ella me parece una persona complicada’. ‘De alguna manera todos lo somos. Oye, quedan pocas millas para llegar y voy a parar un poco. Mantenme al corriente’. ‘Cuídate, amigo’. ‘Y tú. Nos vemos pronto’.
          A escasas millas de mi casa, en la recta final de este periplo, hago un alto en St. Charles donde tomo café y una generosa porción de tarta de queso. La camarera, al borde de la desidia, se coloca el lápiz sobre la oreja y el cuaderno de las comandas en el bolsillo trasero de pantalón. ‘¿Viene de muy lejos?’. ‘Si’. ‘¿Está de paso?’. ‘Claro’. ‘¿Le quedan muchas millas?’. ‘Algunas’. ‘Entonces, seguro que busca room’. ‘Pues no’. Ante la poca disposición que muestro para conversar coge uno de los periódicos del mostrador y dice: ‘¿Ha visto la foto?’. ‘No. ¿Cuál?’. ‘Ésta –señala la portada–. Qué manera más tonta de perder la vida, ¿verdad? Lea en alto, por favor. Estoy fatal de la vista y esta puñetera letra tan pequeña se me nubla’. ‘Ashli Babbitt, 35 años, veterana de las fuerzas aéreas, recibió un disparo en el cuello cuando se manifestaba en el asalto al Capitolio, la trasladaron al hospital con una fuerte hemorragia donde poco después murió’. Arruga la nariz, lo deja en el mismo sitio y se santigua. Otro cliente la reclama y aprovecho para irme. Los últimos rayos de sol iluminan un indicador de grandes dimensiones situado a la izquierda en el que se visualiza a distancia: Welcome Rochester. Apenas sin tráfico, la carretera que se columpia por el espejo retrovisor parece una cremallera cuyos dientes se cierran tras de mí. Apago el motor, y sentado a oscuras dentro del coche, contemplo la inmensidad de la espectacular luna llena. Nelson golpea con los nudillos en la ventanilla.

3 comentarios:

  1. Me asombra tu capacidad de documentación y lo que siempre te digo: esa facilidad que tienes para juntar realidad y ficción que definen tu estilo. Un beso, nena

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  2. Como siempre impresionante.
    Gracias.

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  3. Las descripciones, el dibujo de personajes, el ritmo de la acción, los diálogos y el lenguaje... Leerte me emociona y resulta difícil explicarlo.
    Me gusta tu estilo y eres, para mí, una autora de culto. Gracias. Besos, Mayte.

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