13.
Tengo por delante setenta y dos
largas horas hasta llegar al destino final en las que podré reflexionar,
escuchar música, disfrutar del paisaje y minimizar aquellas cosas
insignificantes que carecen de importancia. Jeff Blocker, de trazo minucioso
como siempre, ha dividido la ruta en tres bloques. ‘La primera parada la
harás en Chicago’. ‘¡Guau! Windy City, “la Ciudad de los Vientos”, me
encanta ese apodo porque nunca sabes en qué dirección soplará’. ‘Ya, muy
poético, pero vamos al grano. Hay una reserva hecha a tu nombre en el Motel Apache
–es discreto y sabe que William no viene conmigo–, está en 5542 N Lincoln
Ave, estas son las coordenadas –me las da apuntadas en un trozo de papel–.
Es un lugar tranquilo, te gustará. La siguiente es en Akron’. ‘No sé
dónde está’. ‘En el estado de Ohio. Quizá te suene la casa de dos pisos
del Dr. Robert Smith y su esposa Ann, bebedores silenciosos, donde en 1935
comenzó a funcionar Alcohólicos Anónimos. Ellos mantenían la teoría de que sólo
otros borrachos habiendo pasado por la misma experiencia, se ayudarían a seguir
sobrios. Si yo fuese tú no me iría sin visitarla’. ‘De acuerdo’. ‘La
última etapa es Nueva York’. ‘¿Tengo alojamiento también allí?’. ‘Bueno,
aún está por confirmar. Barajo unos cuantos’. ‘El que sea más humilde. En
el Bronx o Brooklyn estaría bien. Eso sí, lo más alejado del Distrito Financiero,
por favor’. ‘¿Qué te parece en Ossining? Ahí se encuentra la sede
central de la organización ambiental Riverkeeper’. ‘Ya, pero…’. ‘Además,
a través de la línea Hudson de Metro-North Railroad la comunicación con la Gran
Manzana es muy buena lo cual evitará la locura de conducir por la metrópoli’.
‘Tú consígueme un hospedaje barato donde te he dicho. ¡Ah!, y concreta una
cita con alguien de la planta nuclear Indian Point Energy
Center y otra con los miembros del equipo que presionó para que cerraran el
reactor de la Unidad 2’. ‘Cuenta con ello. ¿Hablaste
con el amigo de tu mujer?’. ‘En National Geographic dicen que lleva
meses haciendo unos reportajes en Kenia y han perdido su pista. No sé, es como
si se le hubiese tragado la tierra. Localiza a Deanna Leone, por favor y dile
que esta noche la llamo sin falta’. ‘Vale’. Antes de ir a casa pregunto
a Georgia Hardin si necesita alguna cosa, ya que esta vez los efectos
secundarios de la quimio parecen más agresivos, pero asegura que todo está
bien. ‘¡Qué mujer tan fuerte!
He
cumplido una a una las etapas del viaje dándome tiempo incluso de hacer
turismo. Chicago es una ciudad espectacular, con amplias avenidas y luminosas streets
por las que, con el salvoconducto que te otorga la libertad de ser un desconocido,
es muy fácil convertirse en alguien invisible ante los ojos de los demás. El
Instituto de Arte, junto a Grant Park, es una de esas joyas que uno no debe
morirse sin haber conocido. Disfrutar del pintor retratista neerlandés Frans
Hals, de José de Ribera, Rembrandt o El Greco es una oportunidad de contemplar en
su conjunto algo de lo que no gozo a menudo. El suelo de madera haciendo zigzag
y las paredes pintadas en verde con puertas enmarcadas en tono más claro transmiten
muchísimo confort y un calor casi de hogar. Apenas hay gente, lo cual facilita
enormemente contemplar con detenimiento cada cuadro, escultura y otros objetos
de valor incalculable. Tampoco la hay en el exterior por lo que toma mucha más
relevancia el bellísimo skyline punteando el horizonte, escenario
perfecto para que aparezcan Robert de Niro como Al Capone y Sean Connery dando
vida a Jim Malone. Justo aquí, al lado, en el cruce de Ave Michigan con E Adams
st, cuelga la placa que indica el comienzo de la mítica Ruta 66 debajo la que todo
guiri cumple con el ritual de hacerse una foto y yo, no voy a ser menos.
Recuerdo que un compañero de Century High School, la escuela donde di clases
de español hasta que murió Alaia, todos los años arrancaba desde este mismo punto
lo que él calificaba cómo un viaje alrededor de la novela de John Steinbeck: “Las
uvas de la ira”.
Objetivo
cumplido: he llegado a Nueva York. A pesar de la mala fama que rodea a Harlem
en cuanto a pandilleros, yonquis en busca de su gramo de felicidad, prostitutas
enretirada tras una jornada más de trasiego ajetreado y sangrientas peleas,
este barrio transmite algo especial que, en melodía de swing se adhiere
al corazón. Deanna Leone me espera en Corner Social, del que he leído
algunos comentarios que lo califican como uno de los mejores restaurantes para
degustar un sabroso brunch. ‘Te vendes muy caro, Markel. Cuesta un triunfo contactar
contigo’. ‘Sabes que no es verdad. Últimamente hay mucho trabajo que, en
nuestro caso, suelen ser asuntos que requieren atención inmediata. No obstante,
quién me iba a decir que nos encontraríamos ayer en un puesto ambulante comprando
perritos calientes con mostaza y salsa chucrut’. ‘Bueno, no es tan raro,
nací aquí y vivo a pocas cuadras de donde estamos, aunque me crie en Carolina
del Norte’. ‘Pero viste a Glenn Clemmons en Rochester, ¿no?’. ‘Sí,
a la salida de Flower of hope de Mayo Clinic. Tengo un problema dermatológico y
los tratamientos los compro ahí’. ‘¿Te dijeron en la oficina que
venía?’. ‘No, nadie me ha llamado, ha sido pura casualidad. ¿Qué te trae
a la ciudad que nunca duerme?’. ‘Pues que la Comisión Reguladora Nuclear
ha autorizado la venta de la planta de energía…’. ‘¿La piensas comprar?’.
‘¡Qué más quisiera! ¿Te imaginas?, Convertiría cada yarda en zona verde’.
‘Estarás contento, ¿no?, pronto tendrás a Biden ocupando la Casa Blanca y
resolverá vuestras cositas del planeta, aunque supongo que tú serás más afín a
Kamala Harris, ¿no?’. Simplemente, sonreí. A pesar del frío, mientras conversamos
caminando de vuelta cada uno a sus quehaceres pienso en lo poco que sé de ella y
en lo mucho que me desconcierta. ‘¿Te puedo hacer una pregunta?’. ‘Igual
no la contesto’. ‘¿A qué te dedicas?’. ‘A ejercer de esposa de un
hombre comprometido con la Iglesia Baptista’. ‘¿Y eso cómo se traduce?’.
‘Bueno, formamos parte de una corriente teológica. Nos rige un sistema de
organización congregacional ya que nuestra máxima es que entre Dios y el
creyente no debe haber intermediarios. Asistimos a seminarios de formación
espiritual y hemos retomado la doctrina del bautismo del creyente. Es decir:
nunca se realiza antes de la adolescencia y siempre es por inmersión’. ‘Mira,
respeto mucho las creencias de cada uno. Sin embargo, ¿de verdad crees que rechazando
el aborto, la homosexualidad, el divorcio y todo aquello que huele a libertad y
progreso sois más íntegros? No sé, la vida gira y tal vez sería conveniente
resetearnos’. ‘Nosotros defendemos lo natural: Un hombre y una mujer son
la unión lógica. Dos personas de un mismo sexo violan las normas. La interrupción
voluntaria de un embarazo es el asesinato de un inocente’. ‘¡Venga ya! No
me coloques propaganda barata’. ‘¿Sabes cuál es el problema de los
activistas o defensores de las causas perdidas como tú?’. ‘No. A ver,
dímelo’. ‘Pues que habláis y opináis de aquellas cosas que no conocéis de
raíz. ¿Quieres cenar hoy con mi marido y conmigo en casa?’.
Antes
de acudir a la cita fijada a las 7:30 p.m., hago un último intento para
establecer comunicación por videollamada con Glenn y saber cómo le va en
Chiribiquete, pero, una vez más, tropiezo con su celular fuera de cobertura. No
importa, mañana lo intentaré. El 2359 de Frederick Douglass Blvd es un edificio
de cuatro alturas con ladrillo rojo, escalera de incendios mordiendo la fachada,
un local comercial donde trenzan el cabello estilo africano llamado Family Hair
Braiding y, más allá, Greater Zion Hill Baptist Church donde apasionadas
misas gospel ponen techo al maravilloso elenco de voces negras que le dan vida.
Desde que soy usuario de las relaciones sociales padezco el síndrome del invitado
novato. Es decir: nunca sé qué presente llevar para quedar bien. Así que, opto
por una bandeja de Cronut, ese riquísimo dulce elaborado a partir de una
mezcla de croissant y donut, y un vino embotellado de calidad. El apartamento,
apenas sin objetos personales y más bien minimalista, es sencillo e intuyo que
alquilado. Deanna y Oliver me reciben en la entrada con actitud hospitalaria. El
sofá de mimbre, con más cojines de los que realmente caben, es cómodo, también hay
un mueble alargado con pocos adornos, salvo una Biblia abierta por el libro del
Génesis. Más allá, amurallada con cuatro sillas, la mesa ya está montada con el
set completo. ‘Gracias por la invitación’. ‘Es un placer. Mi esposa
habla mucho de ti. ¿Una copa?’. ‘Sírveme otra, querido. Enseguida
estará lista la pizza. ¿Has probado la neoyorquina, Markel?’. ‘No’. ‘Te
gustará –dice él–. La diferencia con otras es que la masa es muy fina para
doblar sin romper, además del exquisito relleno de mozzarella’. No han
exagerado nada, está deliciosa. ‘¿Café? ¿Coñac? –dice él– ¿Las dos
cosas?’. ‘Un licor me irá bien para la digestión –sonrío–, no
estoy acostumbrado a comer tanto’. ‘Bueno, vayamos al backyard –apunta
ella–. Ahí se está agradable’. Por una pequeña puerta decorada como los
muebles de cocina se accede a un espacio luminoso, enmarcado con tiras de caña
y techo abatible de cañizo. ‘¡Guau!,
qué patio interior tan bonito, es la primera vez que estoy en uno y no a pie de
suelo’. ‘La mayoría de las casas en algunas millas a la redonda lo
tienen’. ‘Es muy acogedor’. ‘Así que te dedicas a desafiar
las leyes divinas –el tono fanático del hombre despertó el desencuentro–
dándole protagonismo a la mano del hombre, cuando en verdad no la tiene’. ‘No
sé a qué te refieres, Oliver’. ‘Pues que todo lo relacionado con el
clima es un castigo de Dios’. ‘¿Eso piensas?’. ‘En Nueva Orleans
el Katrina lo fue por tanto homosexual suelto’. ‘Mira, por ahí no vayas,
eh. Mi mujer y sus padres murieron allí, imagina lo doloroso que me resulta escuchar
tus palabras. Lo queráis comprender o no, las temperaturas son cada vez más
altas y como consecuencia del deshielo el nivel del mar sube. No me vengas
diciendo que son profecías o castigos’. ‘El problema de los incrédulos es
que carecéis de imaginación’. ‘Si tú lo dices. Pero, deja que añada
algo: me pregunto si aquel Jesús de Nazaret aprobaría el supremacismo blanco y el
espíritu segregacionista que tanto daña’. ‘Nosotros somos simples
pastores’. ‘Entonces, ¿qué opinión tienes del pastor Raphael Warnock,
senador electo por el estado de Georgia, famoso por extender Medicaid a cada
rincón vulnerable de los Estados Unidos bajo el paraguas de la Ley del Cuidado
de Salud a Bajo Precio, conocida también como Obamacare?’. ‘En ese
sentido nuestro movimiento evangélico es amplio y no veta a nadie –me
alegra oírlo, pero estoy cansado y callo–, aunque la conversación no
iba por ahí. Acuérdate de cuando Abraham retornó de Egipto y dejó a Lot en Sodoma,
sus habitantes eran grandes pecadores y dos ángeles le avisaron de la gravedad
de sus actos. Sin embargo, a pesar de interceder por su pueblo no pudo evitar
que fueran aniquilados por una lluvia de azufre y fuego’. ‘Ves, eso es
lo que siempre he querido expresar –interviene Deanna– y nunca me habéis
entendido. Nuestra Nación sufre el azote de ciclones, grandes tormentas y todo
tipo de devastaciones porque son advertencias enviadas desde el cielo para constatar
que allí está el cuadro de mandos’. ‘Mirad, se ha hecho tarde y tengo
que madrugar. Gracias por la invitación. Ya nos veremos’. ‘Espera,
hombre, no te vayas’. ‘De verdad que no. Lo lamento’. Según bajo las
escaleras y voy a donde tengo el coche, siento disgusto por cómo ha terminado
la velada.
‘Jeff
–consigo videollamada con él–, ¿a qué hora me esperan en la planta?’.
‘A las 4 p.m.’. ‘¿No podían antes?’. ‘Pues no’. ‘Está
bien. Tengo un correo de Glenn, dice que está evaluando el impacto del abandono
medioambiental en la zona y que cuando lo tenga te lo enviará’. ‘Este
chico es un verdadero perfeccionista’. ‘Ya lo creo. Anoche cené con los
Leone, ya te contaré, una experiencia un tanto desagradable. ‘De acuerdo.
Por cierto, ten muchísimo cuidado, las cosas andan muy revueltas por la
certificación de los resultados del Colegio Electoral’. ‘¿A qué te
refieres?’. ‘A nada en concreto y a todo’. He comprado hamburguesas,
patatas, alitas de pollo fritas y una bebida de cola para permanecer en la
habitación del motel hasta que salga hacia Indian Point Energy Center. Aproximadamente
a la 1:30 p.m. aparecen por televisión imágenes del asalto al Capitolio con
miles de manifestantes irrumpiendo en el interior de forma violenta. Entonces, escalando
mis vértebras, un escalofrío de incertidumbre me recorre la espalda. I can't
breath.
Gracias por enseñarnos tanto con esta historia y por tu capacidad para sorprendernos.
ResponderEliminarDe los buenos vientos de Chicago a los malos aires de Oliver y Deana.
ResponderEliminarNos llevas y traes por tus relatos de tal manera que sin darnos cuenta nos dejas esperando a la próxima entrega con ganas de mas.
Gracias.
Y aquí me encuentro, una vez más, notando cómo 'escalan mis vértebras numerosos escalofríos de certezas' que me "dicen" estar ante una escritora muy especial que seduce y sorprende a cada instante...
ResponderEliminarGracias, muchas gracias Mayte. Besos.
Gracias por entretenernos con tus bonitas y reales historias. Besos Mayte.
ResponderEliminar