domingo, 31 de enero de 2021

No puedo respirar

11.

Para Eli: 
que tanto disfrutó leyendo esta historia

Nelson, ¿qué ocurre?’. ‘Hola, Markel. Perdona que me presente a esta hora’. ‘No importa. Entra, no te quedes ahí. ¿Te apetece una taza de cacao caliente?, lo iba a preparar’. ‘Sí, me vendrá bien, estoy destemplado’. Aparto a un lado el caos de la mesa y tomamos asiento. ‘Perdona el desorden, desde el aeropuerto fui directo a la oficina y todavía no había pasado por aquí. ¿Qué puedo hacer por ti?’. ‘Vengo a disculparme y a darte una explicación’. ‘Venga, dispara’. ‘Antes me pasé diciendo que teníamos derecho a saber lo que William pone en la nota, y no es así porque va dirigida a ti. Lo siento de verdad. Últimamente tengo los nervios de punta y la sensación de que vigilan todo cuanto hago’. ‘¿Lo dices por mí?’. ‘Ni mucho menos’. ‘¿Entonces?’. ‘Pues no sé, por ejemplo: culparme de cosas que no he dicho o hecho, que le voy con el cuento a los jefes o de ponerle la zancadilla a los compañeros. Corre también el rumor de que voy contando que Georgia no está en su mejor momento, y jamás le haría daño a nadie con temas tan delicados. Con esos asuntos no se juega’. ‘¿Hasta dónde sabes?’. ‘Más de lo que ella cuenta y menos de lo que tú conoces’. ‘Vale. Su situación es delicada, por eso la cubrimos para que los de arriba no se enteren, pero está claro que ha habido una filtración y pienso averiguarlo. El que se haya ido de la lengua me va a oír’. ‘Gracias por creerme. Ahora voy con la explicación que dije al principio: lamento muchísimo hacerte esto, sobre todo porque te estoy muy agradecido, pero me han ofrecido un puesto bastante tentador en Friends of the Earth para formar parte del equipo que gestiona la oposición de crudo en las arenas petrolíferas de Athabasca, en la provincia canadiense de Alberta. Creo que puedo aportar aquello que en The Climate Reality Proyect no he tenido oportunidad de desarrollar. Además, salgo de una relación sentimental muy complicada y un cambio de escenario, a todos los niveles, me vendrá estupendo’. ‘Nunca imaginé que estuvieses tan resentido y, aunque comprendo tu postura me duele perderte. ¿Te puedo hacer una pregunta?’. ‘Las que quieras’. ‘¿Entre William y tú qué ha pasado?’. ‘Supongo que no hay una explicación tajante para definir lo que se siente delante de alguien a quien no soportas y te repele cuanto dice o hace. Sin embargo, escarbando un poco en la memoria quizá todo parte de un malentendido que sucedió antes de incorporarte tú a la organización. ¿Recuerdas que en agosto de 2015 Barak Obama presentó su plan para limitar las emisiones contaminantes de las plantas energéticas e invertir en energías renovables?’. ‘Sí, empecé a colaborar con vosotros a finales de ese año hasta que al siguiente entré en plantilla’. ‘Aquello suponía algo muy ambicioso, más aún porque el presidente lo defendería en la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Clima que se celebraría en París, como también anunció que pensaba convertirse en el primer mandatario estadounidense en visitar el Ártico en Alaska’. ‘Lo recuerdo muy bien. Por esa época yo estaba en Ciudad de México ganándome la vida de bolero’. ‘¿De qué?’. ‘Limpiabotas. Sacas suficientes pesos para pagar comida y cama diaria. Pero, continúa, que te he cortado’. ‘Tras conocer aquellas dos buenas noticias tuvimos una reunión con el anterior responsable quien contó lo que te acabo de decir y la posibilidad de que algunos miembros de nuestra ONG formaran parte de la comitiva. Eso me emocionaba muchísimo ya que tal experiencia no se presenta dos veces en la vida, pero el elegido fue él. Desde entonces, aunque él no tuvo la culpa, no puedo evitar que se me revuelvan las tripas cuando le tengo cerca’. ‘Te honra mucho reconocer la realidad de los hechos. No obstante, respetando tu postura de incompatibilidad, quizá, puesto que planeas dejarnos, sería bueno enterrar el hacha de guerra y reconciliaros’. ‘Ya veremos’. ‘Nelson, quédate unos meses, por favor, al menos hasta que Georgia termine el tratamiento. Ahora mismo dos ausencias sería complicado’. ‘Lo pensaré. Se ha hecho tarde y te querrás acostar’. Eso hago.
          William Harrison regresa a Rochester seis días después de haber partido para Portoviejo. Así que, tal y como indicaba en su nota, me reuniré con él dentro de nueve horas en el Cafe Steam donde espero que desvele el porqué del misterioso y apresurado viaje. Nosotros seguimos muy entretenidos en el trabajo, Jeff Blocker anda atareadísimo coordinando la parte audiovisual con los gráficos y estadísticas aportadas por los científicos que nos acompañaron en la expedición, además de nuestros informes. Apenas me despego de su lado despejando dudas que surgen o datos que no han quedado claros, con lo cual, aún no he tenido tiempo de llamar a mamá ni a Deanna Leone, miedo me dan porque estarán de uñas. Sin embargo, antes de venir he pasado por el hospital. Georgia espera los resultados de la analítica confiando en que los marcadores tumorales no den altos y que no tenga leucopenia para recibir otro ciclo de quimioterapia. Es envidiable lo serena que está, o eso aparenta, y escuchar los planteamientos de vida que hace relativizando las cosas, lo cual es todo un ejemplo a seguir. En cambio, ahora su principal tema de conversación gira en torno a las prontas mejoras que se supone realizará la Administración Biden a nivel medioambiental, algo que va a suponer para organizaciones como la nuestra un importante papel de actuación. En lo personal, a pesar de sus complicadas circunstancias, sólo deja un resquicio de tristeza cuando piensa que Robin, su exmarido, utilice los problemas de salud para pedir la custodia de la niña, hecho que de llegar a ocurrir la hundiría completamente. ‘¿Y esas ojeras? –dice, levantándome las gafas de sol hasta la frente–. ¿Estuviste de juerga?’. ‘¡Qué más quisiera yo! No he pegado ojo en toda la noche’. ‘¿Y eso?’. ‘Nueva Orleans me ha removido por dentro’. ‘Lo entiendo’. ‘¿Han salido a decirte algo?’. ‘No, pero seguro que entro, me encuentro estupenda’. ‘Ya lo creo –reprimo el deseo de abrazarla–, no hay más que verte’. ‘Eso sí, tendrás que ser mi cómplice, no quiero andar en boca de la gente’. ‘Cuenta con ello. ¿Por qué no pides una excedencia?, estarías más cómoda durante el proceso’. ‘Ni hablar. Esto es una cuestión de amor propio. Lo único que necesito son cuarenta y ocho horas porque en cuanto los síntomas remiten vuelvo a estar a pleno rendimiento ambos sabemos que no es así–. ¿Has leído lo que publica el Fondo de pensiones de Nueva York?’. ‘Con todo lo que tengo encima no he podido. Cuéntame tú’. ‘Pues que en los próximos cinco años se va a desprender de las acciones de empresas de combustibles fósiles que disparan el calentamiento global’. ‘No me extraña en absoluto, ahora la mayoría moverán ficha para alcanzar los objetivos acordados en la Agenda 2030’. ‘Imagino, no obstante, que mantendrán aquellas que cumplan los acuerdos de transición baja en carbono’. ‘He de hablar con mis padres, hace años invirtieron en algo parecido y he de comprobarlo’. ‘¿Cómo les va?’. ‘Me cuesta responder con exactitud. Se juntan y se separan con tanta facilidad que desconciertan, pero en el fondo no pueden vivir el uno sin el otro’. ‘¿Y no te parece hermoso?’. ‘Pues sí’. La interrupción de un mensaje frunció su ceño acomodándose en la arruga el desasosiego. ‘Compañero, voy para dentro’. ‘¿Paso a recogerte?’. ‘No es necesario, se ha ofrecido una amiga’. Respeto su decisión aunque intuyo que no es verdad. ‘Perfecto. Todo irá bien’. ‘Seguro’.
          ‘Jeff, me ha surgido un compromiso –llamo con el manos libres del coche–, dile a Glenn que te ayude porque no sé a qué hora llegaré’. ‘Vale. ¿Ocurre algo?’. ‘No, es un asunto personal’. ‘De acuerdo’. Sin introducir la dirección en el navegador: 315 Broadway Ave S que me llevaría directo, circulo por las calles ordenando ideas a lo largo del recorrido que va desde la 16 St NE hasta mi destino final. Reconozco que descubrir el despertar de sentimientos y emociones me descoloca bastante. Pero, tal vez, vaya siendo hora de aceptar que por la línea granate perfilada en el horizonte se aproxima la tempestad. Estoy en la zona norte de la ciudad, hay poco tráfico y puedo disfrutar del paisaje. A la izquierda, ocupando una amplia superficie, el luminoso de un Burger King con casi todas las plazas de estacionamiento ocupadas, incita a hacer un alto en el camino. Continuo y, unas cuadras más allá, a través de los grandes ventanales de la famosa escuela de baile a la que Alaia siempre se quiso apuntar, observo a los alumnos que siguen el ritmo deslizándose por la pista encerada de un futuro que se me antoja adverso. ¿Seré yo uno de ellos? Miedo me da siquiera pensarlo. Avanzo despacio. No estoy lejos. Paso por delante de la Universidad de Minnesota y del DoubleTree Hilton, sofisticado hotel donde algunas estrellas de Hollywood se hospedan cuando vienen a Rochester. Un poco más allá del cruce con 3rd St SE, visualizo el local donde va a tener lugar el encuentro. Dentro, la mezcla del olor a madera y paredes de ladrillo visto facilitan el diálogo. Repartidas en mesas separadas, apenas hay dos o tres personas aisladas consultando sus portátiles. Elijo una y me siento de espaldas al escaparate. De las repisas para taburetes han desaparecido los complementos y prensa del día que antes tocábamos sin peligro. ‘Por favor, ¿me trae una cerveza Budweiser bien fría?’, pido al camarero que amablemente me da la bienvenida. ‘Hola –un irreconocible William con sombrero me coge desprevenido–. Veo que vuelves a una de tus marcas preferidas. Gracias por acudir’. ‘Sí, es exquisita. Bueno, es lo que hay que hacer cuando los amigos te piden algo, ¿no?’. Sonríe y le sirven un Bourbon Jack Daniel's.
          Imagino que estés intrigado’. ‘Claro, lo misterioso siempre eleva la adrenalina’. ‘Hace años que mi pareja y yo iniciamos los trámites para la adopción de un niño’. ‘No lo sabía’. ‘Nunca quise hacerlo público’. ‘Lo entiendo’. ‘Aquí, en Estados Unidos, resultaba complicado para una pareja como nosotros con ingresos normales aunque muy ahorradores, una vida sencilla y el hándicap xenófobo, hoy tan en auge, por ser ella birmana. Pero nuestro deseo de ser padres tras varios intentos frustrados incluida la inseminación, nos empujó a barajar otras alternativas posibles a nuestro alcance. Así nos enteramos de que en Sudamérica era más fácil y que cada vez aumentaban los huérfanos en los orfanatos. Entonces se me ocurrió ponerme en contacto con amigos que aún conservo en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, aquello cuajó y pusimos en marcha los papeles en Ecuador’. ‘¿Es a eso a lo que has ido ahora?’. ‘No, digamos que estamos en la recta final de una larga travesía. En Portoviejo, en un hogar de acogida, vive la pequeña que se va a convertir en nuestra hija, el protocolo obliga a mantener contactos puntuales para que los tres nos vayamos acostumbrando y que los servicios sociales comprueben nuestro comportamiento con el bebé. Por eso hemos de quedarnos allí algunos días. Necesito que me ayudes’. ‘Dime’. ‘Prepara una colaboración con la Asociación Ecuatoriana de Energías Renovables y Eficacia Energética y envíame’. ‘A ver. No es tan sencillo y tú lo sabes. Hay que presentar algo atractivo para que los jefes den luz verde’. ‘Vale. Entonces, hagámoslo’. ‘Perdona un minuto. Hola, Jeff. ¿Qué ocurre? ¿En serio? No te muevas de ahí que voy enseguida’. ‘¿Malas noticias?’. ‘Todo lo contrario, han autorizado la venta de la planta de energía nuclear “Indian Point”, al norte de Nueva York por miedo a un sabotaje terrorista al estar prácticamente cerrada. Se me ocurre una idea…’.

5 comentarios:

  1. Cada vez me sorprende más tú capacidad para ponernos en situación, una cualidad que resumo en una palabra: admirable. Cuídate. Un beso

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  2. La forma de enlazar los tramas personales con el hilo argumental del relato, da lugar a reconocer que tu capacidad de cuenta historias no tiene límite.
    Enhorabuena.

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  3. Pues a mí esta historia me tiene tan enganchado que cuento los días hasta llegar a quince.

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  4. Admiro enormemente la gran capacidad que tienes para atraparnos con tus historias. Besos

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  5. Es muy gratificante sentarse a leer tus historias, colmas todas las espectativas. No puedo decir que seas la mejor porque no las conozco a todas. Gracias Mayte. Besos.

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