Quiero cantar a las piedras, a la tierra, al agua,
al trigo y al camino que voy pisando.
A la noche, al cielo, a este mar tan nuestro,
y al viento que por la mañana viene a besarme el rostro.
Joan Manuel Serrat.
A Fran y María.
A Fran y María.
Al
primer sorbo de leche con Cola Cao y
a la segunda untada de mantequilla por encima de la barrita de pan poco tostada
–según le pide al camarero–, María Mezcle te roba el corazón. Entre la madera y
los espejos de nuestro lugar de encuentro pasea su verbo elegante de mujer
ilustrada que rompe las costuras de flamenca
justa en cultura, haciéndolo al principio con cierta timidez, que dura lo mismo
que se tarda en anotar nuestra comanda, para dar paso a la conversación
ordenada en lo cronológico, y enriquecedora en la distancia corta para quienes
estamos presentes y tenemos el gusto de escucharla. María mueve las manos con
suma templanza, dándole así mayor énfasis a la hora de hablar desde el respeto
y desde la sensibilidad de la variedad de los palos flamencos, mostrando especial debilidad por el Mirabrás, –que junto a las Alegrías,
las Romeras, los Caracoles, las
Rosas y las Cantiñas, forman el
grupo que recibe el nombre de este último cante, cuya métrica tiene el compás
de la Soleá, aunque varía el ritmo
(velocidad)– que ella domina tan bien y que explica muy sencillo –lo cual
agradezco dado mi absoluto desconocimiento sobre el tema– gracias a esa parte
suya de maestra diplomada en Magisterio Musical. Y lo hace todo con tal
apasionamiento y admiración, entre otros, por: Antonio Mairena, La Niña de los
Peines, La Paquera, Tomás Pavón, Manolo Caracol –fuentes de las que ha bebido–,
y las sanluqueñas La Sallago y María Vargas, que despierta en mí una pronta
curiosidad por documentarme y unas ganas de correr a la tienda de discos más
cercana y adquirir cuanto haya en el mercado al respecto.
Bajo el signo de Leo, el 28 de julio
de 1987, en la costa atlántica, concretamente en Sanlúcar de Barrameda, y en
clave de siguidiya, María de los
Ángeles Rodríguez Cuevas recogía el testigo de su bisabuelo Juan Ortega Gómez,
“el Mezcle”; apodo traído de su oficio de albañil, al estar todo el día con la
mezcla. Es a la temprana edad de seis años cuando a la niña se le suelta el
duende del baile. Incluso mucho antes, en la barriada del Carmen, pegada a la
carretera de Jerez, en la callecita
–así llamaba de pequeña a la calle donde vivían sus abuelos–, ya deleitaba con su arte a los vecinos, cautivados
con las dotes visibles de aquella personita tan pequeña y tan grande que ya
apuntaba maneras. Sin embargo, pronto descubre que el cante jondo es lo suyo, y cuando
cumple los once empieza a dedicarse profesionalmente a él, abriéndosele las
puertas del flamencólogo jerezano Domingo
Rosado, quien la guía en sus inicios. Desde entonces, una avalancha de
concursos a los que se presenta y gana, junto con la disciplina y constancia en
el ensayo, y el estudio continuo buscando los más puros orígenes del flamenco
son los mimbres que han ido estructurando el cuerpo de su cante ortodoxo, hasta
que Gerardo Núñez, bajo su sello discográfico El Gallo Azul, le propone grabar su primer disco en el
año 2010. Es ahí, en el estudio de grabación, donde María, sabiendo como sabe
muy bien la técnica, encuentra algo que hasta entonces tenía oculto: el gran
potencial de su garganta, los límites hasta donde podía llevarla y todo cuanto
sería capaz de sacar de sí. Lo cual ha demostrado muy bien desde entonces.
Prueba de ello, además de haber compartido escenario con cantaores
consagrados, primeras figuras tales como Miguel Poveda o La Sallago, por
ejemplo, y de haber recorrido numerosos países y ciudades del mundo, es el Premio a los Cantes Bajoandaluces por
Alegrías, en el Festival del Cante de las Minas de la Unión, que ha
obtenido en este 2013.
María Mezcle pisa fuerte. Es una
trabajadora incansable. Persona de costumbres sencillas que posee también una
cualidad rara para los tiempos que corren: Ser agradecida con los suyos, esos progenitores que supieron
transmitirle, con tiento y mucho cariño, una serie de valores y de principios
fundamentales que han estructurado los suyos propios. Padres que con suma
inteligencia supieron hacerle entender que, sin apartarla de su sueño, sin
coartar su libertad de elección, tenía que formarse intelectualmente, porque ese iba a ser el colchón que la sostendría en los
escenarios. María habla con ternura y admiración sobre quienes dedicaron
tiempo, esfuerzo e inversión en hacer realidad el sueño y propósito de la niña:
Llegar a ser reconocida nacional e internacionalmente como una figura del flamenco puro. Esfuerzo que, habiendo realizado entre todos, hoy empieza a dar
sus frutos, que ella recoge con timidez y comparte con generosidad.
En mi humilde opinión, María Mezcle
es al cante jondo
lo mismo que Lorca a la poesía: Artista de casta con carisma y puesta en escena
contemporánea. Esta mujer de voz potente que arranca del sentimiento, y que por donde quiera que va pasea a Sanlúcar
orgullosa de haber nacido allí, canta con el brazo izquierdo cruzado hacia el
hombro contrario, para que la palma de la mano extendida sobre el mismo sujete los flecos finos de un mantón corto y negro,
dejando así más espacio al brazo derecho, que marca el acompañamiento al ritmo
de su voz. María es una persona paciente y muy segura de sí misma. Sabia a la
hora de entender que las cosas sin precipitación llegan puntuales, a su tiempo,
como refleja esta frase que en algún momento de nuestra conversación dice:
“Poco a poco voy cumpliendo sueños”. Así es, porque, como
buena Leo que tiene a su favor el elemento del fuego y es por naturaleza
entusiasta y optimista, sabe que la fama es efímera, y que lo importante de
ésta es mantener los pies pegados al suelo.
María hace un alto en la charla. Me
sonríe, toma un poco de agua, se coloca el pelo, respira hondo, gira la cara
hacia la derecha, y descansa con ternura sus ojos de enamorada por encima de la
piel de su pareja, que, sentado a su lado desde
el principio, satisfecho de ella y pendiente de sus deseos, expresa su admiración
en la sonrisa. Quizá ese sea el único momento de nuestra conversación en que no
he visto a la artista sino a la mujer, aunque es difícil separar a la una de la
otra, porque: María de los Ángeles Rodríguez Cuevas, conocida artísticamente
por el nombre de María Mezcle, es una mujer apasionada y entregada, dentro y
fuera de los escenarios. Un ser humano que roba el corazón. “Yo es que si no
canto todos los días me falta la vida” –aseguró rotunda.
Salí de allí con el quejío de una guitarra sonando en mi
memoria, con la dulzura de María adherida dentro de mí, y con la satisfacción
de haber crecido como persona a su lado. Sospecho que la gira que iniciará en
breve será un verdadero éxito y que agotará las entradas cada día. Mientras eso
ocurra yo seguiré yendo de vez en cuando, como acostumbro, al mismo lugar donde
nos conocimos, y soñaré que a su regreso volverá a compartir conmigo las tablas
de una mesa de café, a la hora del desayuno, tal vez entrada
la primavera, cuando los colores urbanos de la vida toman
asiento en la calle.
(Nota: Esta es la página web de María, http://www.mariamezcle.com/)
(Nota: Esta es la página web de María, http://www.mariamezcle.com/)
Gracias Mayte.
ResponderEliminarGrande María Mezcle. Muchos éxitos.
No soy entendida en flamenco, no es un estilo musical que me llame la atención pero si yo fuera María Mezcle, flotaría de alegría por las cosas tan bonitas que dices de ella. Mayte, un domingo más, me rindo ante tu arte.
ResponderEliminarTexto de interés más específico para los seguidores del flamenco, pero una bonita semblanza de una persona, y de su entorno familiar, valiosa, como tantas hay a pesar de todo. Te deseo un buen año, con muchos buenos momentos.
ResponderEliminarMayte, es tanto lo que siento, lo que me has transmitido, que lo único que me sale decirte es GRACIAS y mil veces GRACIAS
ResponderEliminarFran
Pues habrá que estar atentos a este nuevo talentazo. No entiendo de flamenco, pero me gusta oirlo, como me gusta el blues y todo lo que parece que se canta con las entrañas.
ResponderEliminarBuena amiga y mejor escritora, hoy se ha puesto flamenca... y como siempre lo ha bordado.
ResponderEliminarDesde este rincon tan maravilloso,Sanlucar te doy las gracias ,por este maravilloso relato ,el cual me llena de orgullo ,gracias Mayte
ResponderEliminarEsta mujer me ha robado el corazón a mi con este relato, un millón de gracias Mayte, has superado mis expectativas, pero no merezco tanto halago. Eres grande! El mejor regalo de estas fiestas, un abrazo!!!!
ResponderEliminarPrecioso artículo.Me parece estar viendo a María a través de tus letras. Sólo pido a los que no han escuchado a María que lo hagan...ya!
ResponderEliminarBonitas palabras...orgullosa de que personas así lleven el nombre de Sanlucar por donde quiera que vayan.
ResponderEliminarEl cante jondo está vivo y sin perder sus raices siempre aparecen nuevos genios como Maria que lo innovan y modulan.
ResponderEliminarRecomiendo a todo/as asistir a un buen festival de FLAMENCO que finalice con un gran fin de fiesta.
Un beso.
Después de esta presentación tan bonita, habrá que escuchar a esta gran artista.
ResponderEliminarMayte, hasta la siguiente entrega.
Besos
Hermosas letras para describir a una gran artista como María Mezcle.
ResponderEliminarAbrazos.
Que contenta debe estar María Mezcle, seguramente se lo merezca; yo no tengo el gusto de conocer su música pero lo intentaré.
ResponderEliminarUn beso.