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‘Aprender a vivir con un solo pulmón
es como andar a la pata coja calculando la distancia del siguiente salto para no
perder el equilibrio y caer de bruces’. Dice Georgia tras reincorporarse al
trabajo. La verdad es que estos últimos meses The Climate Reality Proyect
no ha sido lo mismo sin ella, y más ahora que estamos bajo mínimos con Glenn y
Steven en tierras brasileñas. ‘Ayuda a William, está convirtiendo los
archivos pdf que mandan los chicos al formato estándar de la base de datos para
que todos en la organización accedan a ello fácilmente –digo–. Ha estado
haciéndolo Jeff pero su cambio de trabajo es inminente, a pesar de que no
dejará Reality Drop, le necesitamos al frente de esa aplicación. No obstante, si
te cansas, paras’. ‘¡Ay, Markel! Eres más agotador que mi oncóloga y ya
es decir. Afloja un poco y disfrutemos del momento’. La verdad es que luce
un aspecto muy saludable, supongo que tiene mucho que ver su fuerza de voluntad
ya que aún en las peores circunstancias su mensaje es apaciguador. ‘¿Cómo va
lo de la niña?’. ‘Según la abogada no me tengo que impacientar ni
agobiar puesto que son procesos lentos y muy ajustados al protocolo que siguen’.
‘Pero ella habrá tenido algún encuentro con la otra parte, ¿no?’. ‘Claro.
Y parece ser, por lo que le ha trasladado su colega, que mi exmarido estaría
dispuesto a negociar la custodia compartida con determinados matices y eso yo
no lo quiero. Además, ahora cuento con la ayuda de mi madre, se queda aquí, no quiere
regresar a Winona. Ignoro los motivos’. ‘Seguro que todo se arreglará.
Ya lo verás’. Aunque asiente, deja entrever un visillo de tristeza tras el
que intenta ocultarse. ‘Sé que la vida está brindándome otra oportunidad –suelta,
sacando una infusión de la máquina– y tonta sería de no aprovecharla y
compartirla con los míos. Fíjate, me siento optimista a pesar de los múltiples
huecos que deja el cáncer, con las venas abrasadas por la quimioterapia, el
apetito desaparecido porque todo huele y sabe a fármaco y las débiles expectativas
de un pronóstico favorable. Markel, existir es el más hermoso de los desafíos,
un telar que hay que tejer día a día’. ‘Anda, vamos a trabajar que al
final nos despiden a los dos –digo con un aguacero en los ojos y giro con brusquedad
el diálogo para no ponernos sensibles–. Las baterías de las cámaras ya no
cargan bien, ¿verdad?’. ‘Apenas duran’. ‘Encarga unas nuevas y
envía la factura al departamento correspondiente’.
‘¿Cómo
están las cosas allí? –pregunto a mis compañeros cuya imagen en la pantalla
del portátil va y viene–. ¿Os queda mucho?’. ‘Tío, esto es alucinante
–dice Steven emocionado–, nunca imaginé que la vida podría ser plena y a
la vez sencilla’. ‘¿Están cumpliendo con los compromisos de preservación
de los ecosistemas?’. ‘Sí –contesta Glenn–. Son muy respetuosos
con el medio ambiente. Nos movemos en lanchas que no contaminan, de modo que
los ríos son los vasos comunicantes entre aldeas’. ‘Imagino que navegando
asistiréis a puestas de sol maravillosas’. ‘No te haces idea –sueltan
a la vez–, son de infarto’. ‘En vuestro último informe hablabais de
los comentarios de los lugareños contando que hay especies de animales desaparecidas,
así como lluvias crecidas y abundantes’. ‘Ya lo sabes, es una de las lacras
del cambio climático que llega a cada rincón del planeta, pero te diré que –prosigue
nuestro científico–, de los muchos lugares que conozco éste es uno de los
menos perjudicados, quizá porque los de aquí tienen muy claro que lo mejor es
cuidar el bosque en lugar de convertirlo en leña’. ‘¿Os queda mucho?’.
‘Queremos visitar el municipio de Tefé y puede que alguna aldea más. No
sabría decirte: entre dos y cuatro semanas. Estamos en la Reserva de Desarrollo
Sostenible Mamiraurá, en el corazón de la Amazonía brasileña y hay mucho por
ver. Hemos recogido algunas muestras que pueden sernos de utilidad si sacamos
adelante la conferencia mundial sobre bioeconomía y las consecuencias del
cambio climático que afectan directamente a los fenómenos atmosféricos’. ‘Ejemplo
de radiante actualidad la ola de calor que ahora sufre el noroeste de Estados
Unidos y el oeste de Canadá. Bueno, disfrutad entonces todo cuánto
podáis, pero no lo alarguéis más de lo necesario. Además, querréis volver ya’.
‘Jefe –dice Steven, empeñado en llamarme así–, ¿sabes la gran lección
que me llevo de aquí?’. ‘A ver, dispara’. ‘Pues que se pueden
explotar los recursos naturales sin destruir el entorno’. ‘Los habitantes,
en su mayoría, son caboclos –salta Glenn–, y residen en casas flotantes’.
‘Sí, son mestizos, mezcla de blancos e indígenas’. ‘Fíjate, esta
gente sigue usando la selva basándose en los conocimientos tradicionales –continua
el científico– con el fin de no alterar su propio funcionamiento’. ‘Son
un pueblo preocupado por los impactos devastadores que en menos de una década
afectarán a todos los seres vivos y a la Tierra’.
Jeff
Blocker ha conseguido que le nombren coordinador del área digital de las ONG climáticas
del país en donde va a utilizar el software del que tan orgulloso está. Así
que, nuestro hombre en las redes, sin abandonar el compromiso adquirido con The
Climate Reality Proyect de ocuparse de la página web, ha dado el salto a un
despacho en el downtown de Minneapolis con vistas al Mississippi, que él
mismo ha decorado con bastante austeridad. En la pared de la izquierda hay un
mapa de Islandia en el que se ve cómo estaban los glaciares hace millones de
años y otro en relieve solapando al primero donde queda de manifiesto el estado
en el que se encuentran ahora, con la lengua y el embudo deformados. Enfrente,
debajo de la ventana de una sola hoja, una repisa pintada de verde sostiene
adornos que reconozco ya que son objetos que nosotros le íbamos trayendo de los
viajes. El resto del mobiliario lo componen la sencilla mesa con montañas de papeles
y un par de sillas de mimbre adornadas con cojines redondos en estampado de
flores para que las visitas se sientan confortables. Uno de sus cometidos será
elaborar informes apoyados siempre en el criterio de la ciencia para que los
gobiernos adapten sus políticas y hagan frente a los problemas emergentes
derivados del cambio climático. Hay datos suficientes para estar tremendamente
alarmados por la pérdida de biodiversidad, por el aumento de incendios, por la
sequía provocada a veces por los excesos de riego, por las mordidas que a lo
largo de los años hemos hecho a bosques y costas restándoles terreno para el
disfrute de la actividad humana. Dichos fenómenos impulsaran migraciones hacia
otros puntos del planeta donde la vida sea más saludable. ‘Me alegro mucho
de que por fin estés donde tú querías, te lo mereces’. ‘Gracias, Markel –dice,
mientras coge de la nevera portátil una Coca-Cola ofreciéndome otra–,
lo importante es que desde aquí puedo impulsar muchas de las cosas que se nos
quedaron en la cuneta por falta de medios y de apoyos. Hay tanto por hacer’.
‘¿Ahora en qué estás?’. ‘¿Sabías que un porcentaje elevado de muertes
súbitas ocurren de noche por el aumento incontrolado de temperaturas?’. ‘No’.
‘¿Y que el Ártico se calienta más rápido que otras regiones?’. ‘Tampoco’.
‘Eso conlleva la desaparición –su discurso empieza a cobrar emoción– de
algunos pueblos de la zona’. ‘Coño, ni idea’. ‘Pues bien, trabajo
en un proyecto innovador porque todo no está perdido. Si conseguimos resetear nuestros
comportamientos individuales y colectivos, de empresa y de gobierno, de instituciones
y de comunidades, en la ansiada segunda mitad del siglo XXI podremos aspirar a
detener el caos. ¿En las escuelas, cuando nos invitan a dar charlas, el mensaje
que comunicamos no es la necesidad de cambiar los hábitos de consumo?’. ‘Por
supuesto. Al final –intento sonar convincente–, es cuestión de pedagogía’.
‘En lo que concierne al ciudadano, sí. Pero las administraciones gubernamentales
deben poner al alcance de todos, las herramientas para hacerlo. –Busca una
carpeta apilada en el suelo con otras tantas y me la da–. Mira, estas notas,
recortes de prensa, estadísticas y entrevistas que he recopilado poco a poco, conforman
un magnífico manual de instrucciones de lo que no tendríamos que haber hecho.
Sin embargo, analizando las piezas una a una, minuciosamente, hay datos
esperanzadores’. ‘Las nuevas generaciones están más concienciadas –reconozco
que estoy rodeado de gente mucho más inteligente que yo– y es ahí donde hay
que ahondar’. ‘Nature Geosciencie ha publicado las conclusiones a las que
han llegado científicos de las universidades de Oxford y Washington respecto a
lo que pasará si el lago Palcacocha, en Perú, sufre inundaciones catastróficas
por el deshielo’. ‘¿El qué?’. ‘Pues que a su paso barrerá la
ciudad de Huaraz’. ‘Es evidente que los gases de efecto invernadero lo aceleran
todo’. ‘Por eso es muy importante fortalecer las alianzas mundiales.
Juntos, podremos, Y, ahora, dime qué tal en Rochester’. Seguimos la conversación
distendida mientras comemos unos deliciosos sándwich Elvis, con mucha
mantequilla de cacahuete, plátano y beicon fundido, regado con café americano y
pedido todo por internet.
Papá
me ha citado en el bar cutre de carretera al que va algunas tardes a acodarse
en la barra de los solitarios, como él la denomina. Da pequeños sorbos a la
botella de soda que sostiene con la mano. ‘¡Qué cabritos! –exclama
malhumorado enseñándome la portada de un periódico local–. Han hecho
pintadas en el busto de George Floyd, en Brooklyn’. ‘Sí, la supremacía
blanca, que no ceja en su despropósito homófobo y racista. Verás, me alegra
mucho que nos veamos, pero estoy muy cansado, ha sido un día agotador y me
muero por una ducha caliente y estirarme en la cama. Así que ve al grano y dime
lo que quieres’. ‘¿Has hablado con tu madre?’. ‘Sí, y te digo igual
que a ella: no pienso meterme en vuestras cosas. Arreglaos como podáis, os
quiero a los dos y no voy a posicionarme’. ‘Jamás te pondría en tal
compromiso. Te he citado porque me he enterado de que estáis reclutando a
jubilados para el activismo medioambiental, y quiero que cuentes conmigo, hijo.
Necesito sentirme útil y que estés orgulloso de mí’. ‘Siempre lo estoy, “aita”.
Y no sabes la alegría que me das, todas las manos son pocas y cada ofrecimiento
es bienvenido. Además, eres la memoria viva de nuestra aldea de Herboso y tu
experiencia en el campo es valiosísima, peleando con el ganado y careciendo de determinadas
comodidades que ahora loamos. Así que, como uno de los objetivos marcados es
desprendernos de la abundante superficialidad y recuperar antiguas costumbres. Hagamos
una cosa: mañana por la tarde pásate por casa y te doy unos folletos para que
te familiarices con los temas’. Se le ilumina la cara de felicidad, baja
despacio del taburete, centra su sombrero de cowboy y, dándome una
palmadita en la espalda, se despide: ‘Que descanses, chavalito’. Papá es
uno de esos tipos callados que parece llevar escrito en la frente la palabra
migrante. Lejos queda la pasión con la que saltó el charco embrujado por la
melena rubia de su esposa y atrás casi toda la gramática en euskera por falta
de práctica. A veces me pregunto qué echa de menos mirando fijamente al
horizonte, adónde le llevan los recuerdos cuando las tardes de domingo pasea cerca
del río Zumbro, ese hombre callado, de piel morena y ya muy envejecido.
A
partir de ahora no sé qué será de cada uno de nosotros. Es posible que Georgia
recupere la custodia de su niña tal y como la tenía antes de enfermar, que
Glenn Clemmons encuentre la paz que tanto anhela en esos espacios abiertos de
su isla de Baffil, puede que en breve William rehaga su vida sentimental con la
camarera que tanto le gusta del LTS Brewing Company, una de las mejores
cervecerías que tenemos en Rochester. Quién sabe si Jeff Blocker será, en un
futuro no lejano, el próximo delegado especial para el Medio Ambiente, o que
Steven entre a formar parte del comité de expertos que asesora directamente a
la ONU. En cuanto a mí, no sabría qué decir… Es probable que para la tan
nombrada fecha 2050 la mayoría ya no estemos aquí. Sin embargo, quedará nuestro
legado, el esfuerzo de las batallas libradas en pro de la naturaleza, de la
Tierra, de los mares, de los nativos, de mujeres y de hombres que dieron su
vida defendiendo esta causa. Quiero ser positivo en detalles menudos porque
podemos frenar la cultura de un solo uso, el ahorro de las energías que van a
escasear, simplificar lo cotidiano, realizar compras de proximidad, recuperar tradiciones
antiguas de cultivo y de crianza, mejorar las infraestructuras preparándolas
para soportar huracanes, precipitaciones adversas y conseguir expandir territorios
limpios de aire y de contaminación. Ha caído la noche, en el vecindario reina
un silencio sepulcral, sopla el viento contra las ramas de los árboles que a su
vez golpean contra los tejados. El llanto de un bebé, a lo lejos, rompe la monotonía
de los silbidos en la oscuridad. Es 4th of july, el presidente Biden, en
su discurso a la Nación, ha asegurado que nuestro país está a punto de declarar
su independencia al virus mortal que está asolando a los habitantes del planeta.
Apago la tele, conecto Radio Minneapolis, retransmiten el sermón del
reverendo de la iglesia baptista Greater Friendship Missionary, al sur
de la ciudad. Al finalizar se escucha el eco de la plegaria que los asistentes
repiten a la salida: I can't breath, aleluya. I can't breath, justicia
para mi hermano. I can't breath, la vida de los negros importa. I can't breath…
Llegar al final con la cabeza bien alta por el trabajo realizado, es abrir la puerta a un proyecto nuevo en el que estoy segura que lo vas a dar todo. Gracias por haberme dejado caminar por Minnesota de tu mano. Cuídate y vuelve. Un beso, nena.
ResponderEliminar“Gracias, Mayte.
ResponderEliminarPor la calidad y la calidez.
Por esa ventana de esperanza, pese a todo.
Por tu generosidad, por compartir.
Por el viaje y la emoción.
Nos veremos en septiembre.
Cuídate, te esperamos.
Un fuerte abrazo.
àngela
Que decir al final del relato que no haya expresado durante sus 24 entregas.
ResponderEliminarLas horas que nos regalas nunca te serán recompensadas y aún y así prometes volver, no dudes que este rincón contará con mi presencia.
Descansa y pasa buen verano, cuidándote eso sí.
Un abrazo.
Mayte llegar al final de esta travesía me produce un sentimiento, nos queda mucho camino por recorrer, aprender a mirar alrededor, desarrollar nuestra capacidad para asombrarnos, cuidar la maravillosa Tierra que nos acoge. Nos has hecho crecer en una conciencia necesaria, nos has llevado de la mano para regresar a la naturaleza y sus equilibrios. Hay una frase al final de tu narración que dice "A partir de ahora no sé qué será de cada uno de nosotros". Abres así el debate necesario y encumbras el argumento que hoy se maltrata con cualquier ocurrencia en las que tanta gente con poder se afana, multiplicadas por medios de comunicación irreflexivos. Desde este rincón, déjame que te diga, has puesto de relieve lo mejor del ser humano, hacer conciencia para seguir el camino. Muchas felicidades y hasta la próxima. Un beso enorme.
ResponderEliminarHace tiempo leí que "la grandeza del ser humano no está en sus logros sino en lo que desea lograr"... Querida amiga, decir "hasta septiembre" es decir hasta luego, así que buen verano, descansa y cuídate porque eres muy necesaria. Te camelo, escritora. Besos.
ResponderEliminarBueno se acaba esta historia y me quedo con esa visión optimista de que , pese a todo, todavía estamos a tiempo de parar la destrucción de este planeta, que se puede.
ResponderEliminarMayte que descanses, y por supuesto, aquí estaré en septiembre. Cuidate muuucho. Besos