23.
‘¿Te coloco la almohada?’. ‘Estoy
bien, mamá –contesta resignada–. Anda, ve a descansar un rato, tengo que
tratar con Markel asuntos de trabajo’. ‘Ni hablar, que acabas de subir
de la UCI, como quien dice’. ‘No se preocupe, yo me ocupo. Váyase
tranquila y duerma un poco’. La mujer, nada convencida, al final accede, pero antes de
irse, con la emoción en los ojos humedecidos y poniendo mucho énfasis en la
esperanzadora curación de su hija, cuenta que el equipo de cirujanos que han
realizado la neumonectomía están muy satisfechos del resultado. ‘Pronto
estarás en casa, cariño. El postoperatorio está yendo de maravilla’. La
besa en la frente, gira sobre los talones, coge de las asas el bolso donde debe
lleva de todo y, cabizbaja, arrastrando los pies cruza por delante de mí apretándome
el hombro. Mayo Clinic dispone de un equipo médico altamente cualificado
y dotado de la mejor tecnología de última generación, capaz de dar cobertura a
cada patología. La habitación, situada por encima de la planta veinte cuenta
con todas las comodidades para que la estancia del paciente sea lo más
confortable posible. ‘¿Crees que aguantaré con un solo pulmón?’. ‘Seguro’.
‘Tendré limitaciones y eso me acobarda’. ‘Al principio te costará más
hacer determinadas cosas. No obstante, la ciencia avanza y los tratamientos son
cada vez más personalizados y por consiguiente muy efectivos. Así que, en ese
sentido, no tengas miedo y tampoco prisa, deja que el tiempo marque el ritmo.
Hazme caso por una vez en la vida’. ‘Lo intentaré –ríe, aunque enseguida
se pone seria y algo sofocada–. Abre el armario y saca mi bolso, por favor’.
‘No me líes que te conozco’. ‘Es importante’. ‘Pesada –transijo
refunfuñando mientras me da un sobre–. ¿Es para archivar?’. ‘No, lee’.
‘¿Qué significa esto, Georgia?’. ‘Llega hasta el párrafo final, te lo
ruego’. Así lo hago, levantando la vista del papel en cada línea,
adivinando lo que vendrá a continuación, apenas dando crédito a las amargas
palabras que habrán sido escritas desde la incertidumbre. ‘¿Seguro que
quieres seguir adelante y firmar el documento? Tienes todo mi apoyo, lo sabes
de sobra, pero piénsalo bien’. ‘Ya lo hice. Llévaselo a la abogada, he sido
yo quien ha querido que lo redactase. No estoy tirando la toalla, pero ahora
mismo, siendo realistas, no puedo cuidar casi de mí menos aún de la niña. Sin embargo,
necesito que su padre no ponga pegas y acceda a posponer el juicio hasta que físicamente
recupere las fuerzas para luchar por mi pequeña’. ‘Lo comprendo’. ‘La
cuestión es sí, a posteriori, mi hija entenderá por qué lo hago y no que tiré por
la vía fácil desentendiéndome de ella’. ‘No lo creo’. ‘¿Irás
pues?’. ‘Cuenta con ello, en cuanto vuelva tu madre parto para
Minneapolis’. Tres golpes de nudillo en la puerta interrumpen la conversación.
‘¿Molestamos?’. Asoman las cabezas de Jeff y William. ‘No, adelante,
chicos. Me alegro de veros’. ‘Estás radiante, querida –dice uno–.
¿Seguro que has pasado por quirófano?’. ‘Espectacular –añade el otro–
y rejuvenecida’. ‘Cabronazos, que estoy llena de tubos y cables’.
La
marcha de Glenn a Canadá es inminente. Se nota porque lleva días apenas sin
salir de la oficina trabajando a destajo y delegando proyectos que sabemos son
iniciativa suya. Ahí le encuentro cuando regreso de cumplir la promesa hecha a
Georgia. ‘¿Cómo lo llevas?’. ‘Mal –responde–, todavía tengo pendiente
algún informe de Chiribiquete, pero antes de mañana estará terminado’. ‘¿Saben
los jefes que te marchas?’. ‘En realidad no tengo por qué dar
explicaciones ya que lo mío son colaboraciones puntuales. En cualquier caso
esto no es un adiós, pero sí, lo haré, la educación por encima de todo. ¿Qué
tal en el hospital?’. ‘Bien, ya sabes que Georgia es una tía muy fuerte’.
‘Quiero ir antes de irme’. ‘Se alegrará de verte’. ‘¿Podrías pasar
luego por mi casa?’. ‘Claro’. Transcurre la tarde así: él sumergido en la
interpretación de estadísticas que para mí son sólo algoritmos incomprensibles,
y yo sacando información de los elefantes errantes que han recorrido varias millas
de la provincia de Yunnan, en China, a consecuencia de la reducción de su hábitat
natural puesto que los cultivos de caucho o palma han aumentado menguando terreno
a los bosques húmedos donde se refugian. Expertos en el comportamiento de estos
animales cuando peregrinan en manada, dicen que aumenta el conflicto con los humanos,
siendo los agricultores los principales damnificados ya que para alimentarse
devora sus cosechas, aparte del peligro que conlleva arrollar y matar a
personas. ‘Me voy. ¿A las 8:00 p. m. te parece bien?’. ‘Ahí estaré’.
‘Contesta tú, he de recoger unas cosas antes de que cierren la tienda’. ‘Rochester,
Minnesota, The Climate Reality Proyect, le atiende Markel Atxaga, ¿en qué puedo
ayudarle?’. ‘¿Dónde demonios os metéis. Llevo horas llamando y no cogéis
el teléfono’. ‘Pues no sabría decirle –los nervios me delatan–,
aquí siempre hay uno de nosotros’. ‘Qué mal mientes muchacho –afirma
mi superior–. De todos modos por e-mail os envío una propuesta. Mañana
espero contestación’. No supe qué decir, salvo descargar el archivo adjunto
del correo recibido…
‘Perdona
el desorden –dice Glenn retirando bolsas para que me siente–. He comprado
regalos a la familia y no sé cómo llevarlos’. ‘¿Cuándo partes?’. ‘En
una semana, más o menos. Todavía no tengo confirmado el vuelo. Depende, ya veremos’.
‘A lo mejor me voy antes que tú’. ‘A dónde?’. ‘Han llamado los
de arriba y quieren que vayamos a Brasil’. ‘¿A qué?’. ‘Porque los
lugareños de la aldea de Punã, a orillas del río Amazonas, están en pie de guerra
porque el açai’. ‘¿La baya energética que contiene antioxidantes y crece
en lo alto de las palmeras?’. ‘Exacto. Por lo visto, al principio era un
alimento que recogían a diario para consumirlo en el momento, pero con la
llegada de la electricidad y los electrodomésticos de conservación se ha convertido
en un negocio que intenta adaptarse a las normas de producción con el objetivo
de conseguir el sello de denominación de origen en la fabricación de la fariña
y con el fin de evitar a los intermediarios se han aliado con la Fundação Amazônia
Sustentável’. ‘Conozco bien la FAS, son muy rigurosos y responsables’.
‘Precisamente por eso lo han hecho, para gestionar ellos mismo la venta
directa, una manera también de darle a los jóvenes un modo de vida sostenible
que evite su éxodo a la ciudad y puedan construir sobre la base del presente un
futuro en la tierra de sus antepasados’. ‘Interesante. ¿Y nosotros que
pintamos ahí?’. ‘Según nuestra central en Washington velar de que todos
cumplan su compromiso. Había pensado recomendar a Steven, pero todavía está tierno
para desenvolverse solo, así que, iré’. ‘Markel, con Georgia convaleciente
y esto manga por hombro, no me parece buena idea, mejor me ocupo yo’. ‘Amigo,
tú tienes otros planes en perspectiva’. ‘Que puedo posponer perfectamente.
No se hable más, ahora mismo cambio maletas por mochila’. ‘Agradezco
muchísimo este detalle tan generoso hacia mí’. ‘Anda, déjate de
mariconadas y tracemos un plan’.
Tras
salir del funeral de la mujer de William noto a Jeff pensativo, pero no digo
nada hasta regresar a la oficina. ‘¿Ocurre algo, compañero?’. ‘¿Por
qué?’. ‘Pareces ausente’. ‘Qué va, nostálgico, más bien’. ‘Suéltalo’.
‘¿Has escuchado el término “Ecocidio”?’. ‘No’. ‘Es un daño grave
a la naturaleza y la destrucción de los ecosistemas. Hay un grupo de expertos
que tratan de que la Corte Penal Internacional lo incorpore como delito contra
la humanidad’. ‘A ver, ponme en antecedentes’. ‘Hay un montón de
atentados que quedan impunes, unos por falta de pruebas y otros por falta de
ganas. Por ejemplo: Métodos de pesca como el arrastre de profundidad al dragar
el fondo de los océanos, la producción descontrolada de aceite de palma y
madera como principal causa de la deforestación de la selva, los tintes y demás
productos utilizados en el sector textil que acaban en las aguas residuales, el
uso de “agente naranja”, aquel potente herbicida que acabó con la vida de miles
de personas en la Guerra de Vietnam. Como ves, la lista podría ser larguísima’.
‘Si no leo mal entre líneas la conclusión que saco a través de tus palabras
es que quieres desplazarte hasta La Haya y presenciarlo, ¿me equivoco?’. ‘Desde
luego, pero soy consciente de la situación mundial y de momento cuanto menos
circulemos, mejor’. ‘¿Entonces?’. ‘En este tipo de cosas hay
siempre un trabajo de refuerzo que lo apuntala por detrás. Es decir: propuestas
llegadas de distintas ONG. Imagínate que nosotros en Chiribiquete hubiésemos descubierto
algo invasivo en aquel maravilloso tejido silvestre y que tras realizar diversas
comprobaciones el resultado sería preocupante a corto, medio y largo plazo. Pues
bien, si contactásemos con los integrantes de la sociedad civil que han promovido
el término “ecocidio” y les informásemos del hallazgo se incluiría como otro ataque
medioambiental’. ‘¿Adónde quieres llegar, Jeff?’. ‘Me gustaría que
nuestra organización me apoyase para aportar a este proyecto un software que he
desarrollado en mis ratos libres, apto para recoger estas informaciones con
plantillas muy sencillas para estadísticas y maquetas en 3D donde se ve el
deterioro sufrido en el planeta. Por supuesto cedo todos los derechos de
patente’. ‘Tío, me dejas con la boca abierta. ¿Recuerdas a Margot Garland,
de Washington?’. ‘Claro, puso todos los medios a nuestro alcance para encontrar
a Glenn’. ‘Está en el área de Políticas y creo que te puede ser muy útil.
La voy a llamar’.
Visiblemente
afligida, en el porche de mi casa, lejos de la tenue luz que da la bombilla
sobre el marco de la puerta y una terrible tristeza que hunde todavía más sus
pupilas, encuentro a mamá esperándome con un vaso de té helado apoyada en la
barandilla. Sostiene uno de esos pañuelos de encaje con el que tanto le gusta
secarse las lágrimas, movimiento que coordina a la perfección con los suspiros.
‘Tu padre no aguanta más a mi lado –se suena la nariz con un ruido estruendoso–.
Me ha pedido el divorcio ¡Será canalla!’. ‘Ni caso, eso es un calentón. Ya
verás que en cuanto se le pase volveréis a estar juntos’. ‘¿Por qué no
hablas con él y le dices que voy a cambiar. A ti siempre te hace mucho caso…’.
No es la primera vez que atraviesan por una crisis similar. Desde el principio
la relación entre ellos estuvo condenada al fracaso, ninguno se adaptó al entorno
del otro debido quizá a que son dos seres libres, independientes y con
muchísima personalidad. ‘Cuéntame lo que ha pasado’. ‘Pues que es un cabezota
y no quiere hacerse un traje nuevo para la cena de gala del gobernador –pobre
papá, no me extraña, yo tampoco iría–. Además, dice que esos eventos son una
chorrada que nos hemos inventado los simples, ¿tú te crees?’. ‘Nada, una
tontería. Deja que se vista con lo que le apetezca y si no le apetece pues que
no vaya’. ‘¿Y que me deje en ridículo y esté en boca de todos por
abandonada? De eso nada. Menudo gusto tiene combinando colores y tejidos’. ‘Exagerada’.
Sigue hablando incansable, yendo detrás de mí, pero mi cabeza está ya en otro
sitio. Derek Chauvin ha sido condenado a 22 años y medio de cárcel por la muerte
de George Floyd. Peter Cahill, el magistrado que ha dictado sentencia lo hace
en base al agravante de abuso de poder por parte del exagente. Así que, deseo
que esto se convierta en un punto de inflexión y que el Congreso termine de
debatir la ley de reforma policial y aprobarla de una vez. ‘Hijo, no me estás
haciendo caso, eres igual que él’. ‘Perdona, mamá. ¿Decías?’. Tiempo
después, ambas partes, me confirman su separación.
‘Good
Morning compañeros –irrumpo en la oficina–. ¿Qué hay de nuevo?’. ‘Ahí
vamos –dice William–, pendientes de las últimas noticias del edificio
que se ha derrumbado en Surfside’. ‘¿El de Miami?’, ‘Sí’. ‘Por
lo que sé –comenta–, estaba dañada la losa de hormigón de debajo de la plataforma
de la piscina’. ‘Y también las columnas, las vigas y las paredes. Había
grietas, desconchones… En fin’. ‘En 2018 –apunta Jeff– un informe
de ingeniería recogía dichas deficiencias, sin embargo, no advertía de un
peligro inminente’. ‘Steven, localiza a alguien de los nuestros en la Florida,
a ver si podemos hacer hincapié en el hecho de que toda la costa está experimentando
un aumento progresivo del nivel del mar y como consecuencia pudre los cimientos
de las construcciones cercanas’. ‘Contactad con más ONG –dice el
jefe a gritos desde su despacho– y poneos de acuerdo con ellos, tenemos que
ir en una misma dirección’. Levanto la vista del ordenador y me enorgullece
ver a mis compañeros remando juntos por la misma causa, dejando a un lado lo
personal para priorizar lo común. ‘Hi. ¿Quién haya pedido la hamburguesa
Lucy jugosa sin salsa worcestershire? –dice el repartidor que acaba de
llegar–, es la que lleva una marca con boli en la caja’.
El proceso de crecimiento que ha llevado esta narración ha sido el de alguien que documenta hasta la última palabra y que tiene la cualidad de situar al lector dentro de contexto. Enhorabuena, nena. Un beso
ResponderEliminarTodo lo que relatas viene sucediendo hace muchos años y sin ir muy lejos.
ResponderEliminarLa pesca deportiva, y la comercial, en el Cantábrico ha desaparecido por el esquilme de los pesqueros de la zona. Pan para hoy hambre para mañana.
No espabilamos a pesar de las denuncias que gente como tú hacéis.
Buena labor aún y así.
Gracias.
Muy buen trabajo! Enhorabuena por todo lo que vienes haciendo. Besos
ResponderEliminarYa me extrañaba que a estas alturas del relato no hubieses denunciado el "ecocidio". Cómo eres Mayte, estás en todo... Pero lo que no me esperaba era lo de Miami, los cimientos y la acción del mar sobre los mismos... Insisto, eres especial. Esperando la "guinda" del domingo te mando un "te camelo", escritora. Besos.
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